♨️13♨️

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Una vez estuvieron de vuelta en la estación, Mark ni siquiera comentó algo antes de salir del auto y entrar al edificio con paso urgente. Parecía ansioso por hacer algo y fue esa la gota que colmó el vaso del menor. Mark estaba actuando demasiado raro y Jaebum averiguaría porqué en cuanto estuvieran a solas de nuevo.

Siguió pensando en eso mientras subía las escaleras, jugueteando con la gorra entre sus manos, ansioso por tomarse un breve descanso antes de entregar el reporte de su turno. El calor de su uniforme solo incrementaba ligeramente su fatiga, haciéndole desear una bebida fría y un poco de tiempo a solas con el aire acondicionado antes de continuar con su trabajo.

Sí, ese era un buen plan.

Sin embargo, mientras caminaba por el pasillo, rumbo a la máquina expendedora, un destello azul claro se cruzó en su camino, haciéndolo distraerse por un instante. Ese color, ese azul celeste de un tono tan suave y fresco, era demasiado familiar como para ignorarlo.

Era su camisa, ligera y feliz, ceñida a un cuerpo que no era el suyo aun si parecía haber sido confeccionada para estar en él. Jackson fue directo a la máquina expendedora, ignorando su presencia mientras compraba un café y tarareaba alguna canción, meneándose ligeramente. Alegre y tranquilo, como era usual. Aunque, si bien Jaebum nunca antes se había detenido a mirar dos veces a Jackson, ahora era imposible no hacerlo. Especialmente si se paseaba por la oficina usando ropa suya, con su cabello un poco desarreglado aún, pequeñas marcas rojizas dispersas en su cuello, ocultas tras el ligero exceso de tela. Era incapaz de ignorar a alguien que tenía marcas suyas por todas partes, como si le perteneciera, solo un poco.

Así que se acercó sin que Jackson se percatara, parándose detrás de él. Buscando el momento perfecto para darle un pequeño susto. Sin embargo, Jackson tomó su lata de café y se enderezó con calma, moviéndola de una mano a otra para evitar sentir el calor directamente en su piel.

-¿No le han dicho que es de mala educación acechar a las personas, oficial Im? -Se giró a verlo, esa sonrisa juguetona en sus labios, como si supiera que con solo elevar una de sus comisuras se volvía demasiado provocativo.

-Hola. -Jaebum contestó, sin realmente lamentar mucho el que sus planes no fueran exactamente según lo que había pensado.

-Hola. -Jackson le siguió el juego, sosteniéndole la mirada.

-Creo que tienes algo que me pertenece. -Jaebum rozó ligeramente el cuello de la camisa, alzando una de sus cejas.

-Puede ser… ¿La quieres de vuelta?

-Ya te dije que era una camisa importante.

-No lo dudo -Jackson finalmente abrió la lata y bebió un pequeño sorbo-. ¿Quieres… acompañarme a cambiarme?

Jaebum no pudo evitar morder ligeramente su labio ante la sugerente invitación. Usualmente algo así no bastaría para provocarlo, pero ya sabía que Jackson tenía un “algo” especial. Una sutileza en esa sensualidad que se desbordaba, el juego entre una inocencia apenas palpable y una sexualidad ansiosa por desbordarse. Era incitante y Jaebum amaba lo incitante, amaba gastar su energía en juegos como ese. Jackson parecía entenderlo, o, al menos, funcionaba bajo el mismo código. Ambos conscientes de lo que querían y cuándo lo querían, resonando en la misma sintonía.

-Te sigo. -Contestó, separándose de la máquina expendedora e indicándole a Jackson que guiara el camino con un gesto de su mano.






-¿Podrían ser un poco menos obvios? -Se quejó Jinyoung para sí mismo, observando la escena desde el otro lado de las ventanas de vidrio del archivo. Dejó salir un suspiro y sacudió su cabeza en negación antes de devolver sus ojos a los papeles que estaba ojeando. Recostó su espalda a la pared, permaneciendo de pie junto a uno de los enormes gaveteros donde estaban almacenados los archivos de los distintos casos y los expedientes criminales.

『Opium』✓↬JackBeom↫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora