-Vamos. -Fue lo más semejante a un saludo que Jinyoung se dignó a hacer al asomarse a la sala de espera y llamar a Bambam con un gesto de su mano. Se dio la vuelta asumiendo que el menor lo seguiría, pero después de unos pasos, notó que ése no era precisamente el caso.
Se dio la vuelta, desandando los metros que había avanzado, solo para descubrir a Bambam aún sentado cómodamente, revisando el celular mientras bebía su café.
-¿No me escuchaste? -inquirió, severo. El joven tailandés hizo una pausa dramática, alzando la vista para verlo a la vez que bajaba ligeramente sus gafas oscuras, mirándolo directamente.
-Oh, perdóneme sargento, no sabía que ya me había convertido en su mascota. Pensé que todavía me merecía un saludo. -Se levantó, acercándose finalmente a Jinyoung-. Y ser llamado por mi nombre. -Concluyó la oración, parándose junto a él-. Pero supongo que fue una equivocación mía. -Se quitó la gafas por completo, sosteniéndolas en su mano-. Diga usted el camino, sargento, yo le sigo.
Jinyoung relamió sus labios, aunando la poca paciencia que poseía. A pesar de las educadas palabras, ese tono atrevido en las palabras del menor, la forma en la que lo observaba mientras decía eso, su mirada de lentillas grises pareciendo como si quisiera calar hasta los huesos de Jinyoung, lo tuvieron rápidamente al borde.
Era demasiado temprano para ya tener deseos de disciplinarlo. Demasiado.
-Supongo que eres tan sensible como se rumoreaba. -comentó, después de sostenerle la mirada por un par de segundos-. Sígueme.
-Lo de la sensibilidad es algo que debería descubrir por usted mismo. No es bueno confiar en rumores, sargento Park.
Jinyoung no le contestó, solo elevó una de sus comisuras, dirigiéndose a su oficina, seguido de cerca por un Bambam que rápidamente se mostró curioso.
-¿No vamos a la sala de interrogatorios?
-No. -Jinyoung se acercó a su escritorio, a la vez que señalaba una silla frente a este para que Bambam tomara asiento-. Deberíamos, pero ahora están ocupadas.
-Oh… -Bambam no dejaba de mirar alrededor, detallando el sitio con la mirada, como un pequeño gatito curioso.
-Hey, concéntrate aquí. -Jinyoung llamó su atención, señalando su propio rostro-. No tienes nada más que mirar aquí.
-No necesitas insistir con eso. -Bambam sonrió, pícaro, dedicándole su atención.
Una vez más, Jinyoung ignoró sus provocaciones y solo apoyó sus codos sobre el escritorio, uniendo sus manos.
-Supongo que debes tener una idea…
-¿De por qué me llamaste? No, ni la más mínima.
-No me tutees.
-Oh, cierto. -Bambam cubrió su boca con una de sus manos, obviamente no sintiéndolo en lo absoluto-. Pues eso, sargento. Además de ver mi hermoso rostro, no se me ocurre otra razón por la cual me haya citado.
-No creo que éste sea un asunto con el cual debas bromear.
-Le reitero que no sé de qué asunto se trata. ¿Cómo voy a saber si puedo bromear o no?
-Sentido común.
-Soy tonto, sargento. -Hizo un puchero con sus labios-. Hay muchas cosas que no sé.
Jinyoung relamió nuevamente sus labios. Los pucheros de Bambam eran algo ante lo que, al parecer, era realmente débil. Lucía tan malcriado mientras los hacía.
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『Opium』✓↬JackBeom↫
FanfictionJaebum es adicto al sexo. Aún si no lo admite, su adicción está al punto que no puede llevar a cabo su rutina diaria si no ha tenido una buena sesión antes. Él adora hacerlo, en cualquier oportunidad, cualquier modo, cualquier persona. Por lo tanto...