XXXIII

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Hay una loma en mi alma
para tender tu cansancio,
y una lámpara que espera
a que le alumbre tu mano.
Acuérdate que te espero
en algún sitio cualquiera;
como la lluvia en febrero,
puedes venir cuando quieras.
Para ceñirte a mi vida
sólo esperanza te pido;
ni forma o tiempo precisas,
tan sólo un poco de olvido.
Haz de tus sombras y fríos
un equipaje ligero;
desátalos en mi pecho,
que yo con ellos te quiero.
Quizás yo calme tu herida,
tal vez tu cures la mía.
Aunque la noche sea larga,
siempre amanece la vida.
Guardo una lágrima intacta
y una sonrisa dormida
para volcar mi alegría
por si vinieras un día.
En algún sitio cualquiera,
acuerdate que te espero.
Puedes venir, cuando quieras,
como la lluvia en febrero.

- "Como la lluvia en febrero" de Mario Casartelli

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