Private Drive

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Un pequeño cocodrilo de color azulado, que portaba un sombrero y estaba jugando con unas pelotas estaba en el escenario, mientras esquivaba los embates de un gran hipogrifo de color negro, era obvio que estaban dentro de una jaula, la cual estaba hechizada con un campo de fuerza para que las criaturas mágicas que estaban peleando no quisieran escapar.

El hipogrifo parecía estar aumentando su enojo por cada intento de ataque fallido que terminaba en fracaso, estrellándose contra el suelo. Se podía ver que el hipogrifo tenía a lo largo de su cuerpo distintas heridas, ya sea rasguños, mordidas o golpes demasiado fuertes convertidos en moretes. El mago que le daba instrucciones parecía desesperado ante lo que pasaba en la arena. No comprendía lo que pasaba y como es que no podía vencer al cocodrilo.

-Fuego.-dijo el mago contrario que parecía demasiado musculoso, vistiendo rompa deportiva y ocultando su cara con una sudadera.

-¿Qué demonios?-Dijo el mago contrario, al ver que cuando su hipogrifo se estrelló contra el suelo y el cocodrilo brinco para atacarlo contra una gran llamarada de fuego, quemando todo su plumaje, al punto que el mago contrario al ver que su hipogrifo se estaba rostizando, sacó su varita y sacó un chorro potente de agua para apagar el fuego.-eres un maldito.

-Gana el cocodrilo, del mago misterioso, derrotando al campeón.-Dijo el narrador sorprendido ante lo que había pasado.

Una pokebola salió de la mano del mago, para atrapar a su cocodrilo y darse la vuelta para alejarse de la arena, para ver a todos los retadores que parecían sorprendidos ante lo que había pasado. Paso por varias mesas de apuestas hasta llegar a la que queria.

-Vencí al campeón, quiero lo que acordamos.-Dijo poniéndose enfrente de una persona demasiada gorda que estaba fumando un puro y contando cientos de monedas de oro.

-Veron Dudley.-Dijo el sujeto sonriendo y llenando un enorme costal de monedas de oro.-Me acabas de hacer millonario, nadie podía vencer a ese estúpido Hipogrifo.

No me interesa su oro, quiero lo que acordamos.-Dijo Veron sacando su varita y apuntando al hombre que estaba enfrente de él.

-¿Enserio Crees Que Puedes Hacer Magia Aquí?-dijo el gordo sujeto riéndose y escupiendo comida que aún tenía en su boca.-Toma el dinero y vete, es mucho mejor que lo que pediste. No ganarás con tu cocodrilo, tengo una bestia peor que lo haría pedazos.

-Yo también. -dijo Veron empezando a enfadarse, para que las monedas que estaban encima de la mesa empezarán a tambalearse y algunas a salir disparadas por toda la habitación.-Accio documento.

No te dejaré que lo hagas.-Dijo el gordo sujeto con aman de sacar su varita, pero un potente rayo eléctrico le impactó en el pecho, mientras Veron atrapaba el documento en sus manos, dejando a todos sorprendidos.-¿Cómo rayos lo hiciste?La magia es sólo ciencia que aún no comprendemos.-Dijo Veron lanzando una telaraña a la boca del sujeto para que no pudiera hablar y otra a su alrededor para que no pudiera escaparse.

Veron salió prácticamente corriendo de ese lugar, una vez que las monedas Empezaron a salir disparadas en todas direcciones como si se tratara de proyectiles o balas. Salió a una calle donde se podían ver cientos de botes de basura a reventar, varias prostitutas y veelas ofreciendo sus servicios, algunos vendedores de droga ofreciendo drogas mágicas como muggles. Logro llegar hasta lo que parecía una calle vacía aunque muy oscura y se llevó la mano al pecho, para sacar un collar y presionarlo. Lentamente su cabello empezó a cambiar de Rubio a un cabello negro tan oscuro como la noche, como complicado de peinar, sus ojos de color café empezaron a cambiar a un verde color esmeralda, una cicatriz en forma de rayo empezó a aparecer en su frente. Su cuerpo empezó a perder estatura y los grandes músculos que tenía. Dejando evidencia de que aquel extraño mago que se paró en la arena clandestina de peleas de criaturas mágicas se trataba de Harry Potter.

Secretos del mago oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora