gélido invierno en 4 paredes

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Dijiste «uno siempre retorna a donde es feliz»,
considero que esta vez no regresaré,
no cuando sé que contigo ser feliz
implica sentir dolor y amor a la vez.

Siento que beso al vacío cuando tú me besas,
anhelo dejar de sentir frío y, aunque te lo digo, este se queda.
me concediste tu abrigo; mas quizás eso no es cuanto en realidad quiera,
anhelo ser feliz y estar contigo; mas me duele que sea de esta manera.

Creo que merezco más de lo que me ofreces.
Tú lo ves como un paraíso, yo, como lo que parece:
un sótano frío, una habitación de cuatro paredes.
Oh, necesito abrigo y ya no es suficiente con el que tú posees.

A través de la oscuridad
te mostré mis monstruos,
mas ansío tanto que la claridad
por primera vez se haga entre nosotros.

Pues tus besos ya no me ceden libertad,
me suscitan agonía,
agonía de no ser capaz de vociferar
y presumir esta dicha.

Oh, tus besos ya no me ceden libertad,
fallezco en agonía,
me incinera soledad;
aunque tus manos acaricien en mis mejillas.

Gélido invierno en estas cuatro paredes,
fenezco en el intento de encontrar razones para que me quede,
gélido invierno entre estas cuatro paredes,
tu amor se tornó en un veneno que me consume paulatinamente.

Me ofreciste las estrellas, la Luna,
mas lo que siempre anhelé fue la luz del sol,
pues, frente a ellas, me amabas con locura;
mas no era lo mismo ante la luz del exterior.

Gélido invierno en estas cuatro paredes
y no hay razones para que me quede.
Me enferma unos alrededores fríos, aun cuando expresas que estás caliente.

Me ofreciste las estrellas, la Luna,
mas ante estas yo sólo moría internamente,
me ofreciste las estrellas, la luna;
mas nunca podrás amarme sobre lo que digan las malditas nubes
de un atardecer ferviente.

La vida y la muerte  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora