LA PRINCESA XIPAHUATZIN (Obra de teatro)

PRIMER ACTO - TERCER CUADRO (10 minutos)

(Se encienden las luces. El escenario es ahora un amplio salón en cuyo muro de fondo se ven tres puertas, en uno de los lados hay otra puerta que puede no ser visible al público por estar cubierta por el telón, hay una mesa baja para seis comensales cubierta por un blanco mantel, en torno a ella están sentados sobre una alfombra los dos guardias de la escena anterior).

(Junto a la pared se ve un cesto de mimbre que contiene una alfombra enrollada que tiene pintada en líneas rojas un tablero de patolli, que se verá con claridad cuando sea desenrollada durante este cuadro).

CENTINELA 1.

(Moviendo con soltura un vaso de madera conteniendo dos dados que dejará caer sobre la mesa cuando termine de hablar). PP, ¿qué piensas de lo que dijo el francés?

CENTINELA 2.

(Con enojo). ¡PP tu fregada madre!. Ya sabes que odio que me hayan cambiado el nombre, ¿ y todavía me pones un apodo del apodo para decirme padre putativo?

CENTINELA 1.

(Con calma cínica). Pero es de cariño PP, no te enojes que se te derrama la bilis, y ya tira.

CENTINELA 2.

(Toma el vaso, coloca los dados dentro y los agita). Cariño sí, ¡uy sí!, pero bueno, la verdad ya no importa como me llamen si ya perdí todo por lo que valía la pena vivir. Me puedes llamar como quieras.

CENTINELA 1.

(Mirando a su colega de armas con sorna) Pero si te llamabas "excremento seco"...bueno...Cuitláhuac, pero eso es lo que quiere decir.

CENTINELA 2.

(Levanta la cabeza y mira confrontado con orgullo a su burlón amigo). Cuitláhuac es el apodo que la mujer de Cortés le puso a nuestro Tlatoani, él y yo nos llamábamos Cuauhtlahuac, ÁGUILA SOBRE EL AGUA (enfatiza con energía), y era un nombre digno usado por nobles guerreros, que siempre me dio orgullo tener y nunca nadie se hubiera atrevido a distorsionar para burlarse, ¡ni siquiera a ti se te hubiera ocurrido algo así!. Pero eso fue cuando eras hijo del sol y nadie de otros pueblos se atrevía a mirarte a los ojos.

CENTINELA 1.

(Compasivo toma con su mano derecha el brazo que su colega descansó sobre la mesa y lo aprieta firmemente) Así fue amigo, pero ahora si no aprendemos a reírnos de nosotros mismos nos volveremos locos, así que mejor sigue jugando y ríete de tu nuevo nombre...¡PP!.

(Se escucha el rechinido de una puerta que se abre y los dos centinelas se incorporan de inmediato. Al entrar Pere, ambos se arrodillan a la usanza azteca con la rodilla izquierda y el puño derecho al suelo).

PERE CHIMALPOPOCA.

(Con seriedad) Buenas tardes, ¿y las mujeres?.

(Los dos centinelas se incorporan).

CENTINELA 2.

(Borrando la solemnidad de su rostro) Supongo que no tardarán, hoy por la mañana me confirmaron que vendrían antes de ponerse el sol.

PERE CHIMALPOPOCA.

¿Quién te dijo eso?.

CENTINELA 2.

Las tres. Me las encontré en el patio central cuando salía del mi baño matinal.

PERE CHIMALPOPOCA.

(Divertido) Seguro se volvieron a sorprender, ¿no?

CENTINELA 2.

Y se burlaron como todos los días desde que construimos la caseta, pero yo aproveché para decirles que si no se bañaban no vinieran.