Epílogo

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voten o se les va el internet <3

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Taehyung fue el primero de los dos en despertar, como era costumbre. Jimin era más perezoso y dormilón, le encantaba regodearse por horas entre las sábanas frescas y limpias.

Aunque no muy limpias esta vez, a decir verdad, pues estaban empapadas de agua de la piscina y fluidos corporales de ambos. La noche había sido larga, tal y como planeó el moreno. Habían repetido durante horas lo que había sucedido en el patio, un par de veces en las tumbonas y otro par arriba, cuando la temperatura ya era demasiado baja como para estar desnudos en el exterior.

El moreno miró el techo con una sonrisa, sintiendo la respiración pausada de Jimin en su pecho. El rubio estaba abrazado a él como un koala, y Tae agradecía la brisa marina que entraba por la ventana abierta de par en par. Acarició el pelo desordenado del chico y lo abrazó más contra su cuerpo.

—Hum... —vociferó Jimin, en un quejido. Se arrumó más al pecho que lo sostenía y dejó escapar un bostezo—. ¿Qué hora es?

Taehyung se incorporó un poco. Las mejillas del más bajo estaban rojas e hinchadas, tenía los ojitos sin abrir y un puchero condenadamente bonito en sus labios algo resecos. No pudo evitar maldecir por lo bonito que era Jimin recién levantado, después de una sesión de sexo más que satisfactoria, con el sol matinal golpeando su cara limpia de maquillaje.

—Temprano. Sigue durmiendo, bonito.

El rubio no se quejó, simplemente acató la orden murmurada por su chico y se recostó en medio del lío de almohadas y sábanas húmedas. Taehyung lo arropó para evitar que enfermara por la brisa, dándose el lujo de acariciar un poco la piel de sus muslos en un leve arrullo para que se durmiera de nuevo.

Cuando se aseguró de Jimin estuviera descansado, se levantó de la cama y se aseguró de tomar una ducha en el mayor silencio posible. Fue rápido, saliendo de la habitación matrimonial de la casa para dirigirse al piso de abajo.

La casa estaba usualmente callada, pero se escuchaban un par de voces provenientes de la cocina, a pesar de ser casi las 9 AM. Seokjin solía levantarse siempre a hacer el desayuno y Namjoon era bastante partidario de madrugar para aprovechar el día, por lo que dedujo que debería ser alguno de ellos conversando con el otro.

Entró a la cocina con su mente en los recuerdos de la noche anterior, yendo directamente a por el frigorífico sin fijarse en quien había presente.

Tomó una lata de café helado y la abrió para beber, murmurando:

—Buenos días, hyungs.

Sin embargo, cuando cerró la puerta, se encontró de frente con dos figuras familiares que no eran para nada Seokjin y Namjoon. Los señores Park lo miraban con una ceja levantada y una sonrisa divertida en los labios, seguramente por el que muchacho iba a medio vestir con el pelo húmedo y revuelto.

—¡M-mierda! D-digo, hola —saludó, sorprendido, reverenciando torpemente—. Perdón, me han tomado por sorpresa.

—Buenos días, hijo —saludó el señor Park con una sonrisa enorme, ignorando la reverencia para acercarse a darle un cálido abrazo—. ¿Cómo habéis estado, Taehyung? Hemos llegado hace un rato y pensamos que no había nadie en la casa.

—Nunca pensé que pudiera haber sitio silencioso en el que estuvierais vosotros juntos —bromeó la señora Park, tomándose su turno para abrazar a su ahijado—. Dinos, cariño, ¿cómo está Jimin?

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