En cámara lenta

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comenten o lloro agsh.


*

La noche había llegado y era hora de que el grupo de amigos se pusiera en marcha para otra maravillosa velada en las playas de Busán. Ellos tenían acceso directo a una pequeña playa situada frente a la casa, que se encontraba casi escondida por la vegetación y que evidentemente era privada, pero seguían prefiriendo conocer a gente nueva y mezclarse en las fiestas que organizaban a diario en playas públicas.

Así que, después de una tarde tranquila en la piscina, se dispusieron cada uno a darse una merecida ducha y ponerse guapos para la ocasión.

Jimin se encontraba en su habitación. No se había podido borrar la enorme sonrisa de su boca y el tacto de los labios de Taehyung aún se sentía en ella. Lo que para sus amigos había constituido una tarde de jugarretas y bronceado, para él y su mejor amigo —con derechos recientemente adquiridos— se había traducido en una tarde de besuqueo incesante y mimos en las tumbonas del enorme patio de la residencia Park.

—Eres tan extremadamente guapo, que ahora se me olvida cómo pude contenerme tanto tiempo.

Jimin sonrió, sintiendo el peso de la cabeza de Taehyung posarse en su hombro desnudo. Llevaba puesto un top atado al cuello, que dejaba a la vista su espalda y hombros.

—¿Quieres que me sonroje, Tae? —se burló, haciendo rodar a su amigo los ojos—. Te has vuelto muy cursi de repente...

—Siempre he sido el cursi de los dos —se quejó el castaño, girándolo entre sus brazos para darle un beso en la mejilla—. Y tú siempre te has burlado de mí por eso.

—¡Oye! Que yo también tengo sentimientos.

—No, tienes un corazón de hielo. Me dueles, Jimin.

—Dramático.

Jimin se alejó de él, no sin antes dejar un besito en sus labios. Se entretuvo buscando algo decente en su armario, pues ir en top y bragas a una fiesta no era una opción. Acabó optando por unos shorts de lino anchos dos dedos por encima de sus rodillas.

Durante el proceso de vestirse, fue plenamente consciente de la presencia de Taehyung en su cama, de la mirada clavada fuertemente en su parte trasera y los carraspeos incómodos que dejaba escapar el moreno cuando él le devolvía alguna de estas.

—Puedes hacerme una foto —sugirió el rubio, mientras se calzaba unas sandalias—. Te va a durar más que mirarme.

—No hace falta. Te voy a tener para mí toda la noche.

Oh.

Esta vez, fue Taehyung quien consiguió sonrojar a Jimin. El más bajito se sintió ansioso por esa afirmación algo obvia en la que no había reparado especialmente.

Sería una noche divertida, a decir verdad.


*


Tanto Jimin como Taehyung sabían el tira y afloja que habían estado usando durante años entre los dos. Los toques descarados en el pecho, alguna nalgada indecente o besos demasiado íntimos en el cuello como para ser de cariño fraternal. La excusa siempre había sido que eran como hermanos y estaban de broma.

Después de las confesiones que se habían consumado aquella tarde delante de sus amigos, poca excusa les quedaba para justificar las miradas coquetas y los toques debajo de la mesa en el bar en primera línea de playa donde cenaron. Por supuesto, todo su grupo de amigos de había dado cuenta.

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