Capítulo 02. Bienvenida, hermanita.

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— ¡Rayos, si es ella!, ¿Qué hacemos?—clamó Subaru, inquieto.

Al escuchar el timbre, había sido él quien, pasmosamente, tuvo la suficiente prontitud como para reaccionar hacia el sonido, que revelaba la llegada de la joven. Miró por a través del monitor a un lado de la puerta y quedó patidifuso ante lo que veía.

Su nueva hermana estaba en todo menos un buen estado, sus cabellos castaños cubrían la mitad de su rostro y entre ellos, hojas sobresalían al igual que ramas pequeñas. Su indumentaria era peor, el blusón colmado de tierra y algo roto. Por un momento se preguntó si era la ‘’onda’’ en estos tiempos pero, creyó que los más cuerdo sería un no. Lo más factible era que le hubiese pasado algo antes de llegar.

— ¿Pues qué más? Hay que abrirle. ¿Es muy bonita?—indagó Kaname, acercándose por detrás de Subaru para ver mejor por la pantalla. Al ver a la chica, abrió los ojos sorprendido. — ¿Qué le pasó?

—No lo sé, creo que es tiempo de abr-

— ¡Yo!, ¡Yo lo hago!, ¡Déjame a mí!—Tsubaki empujó a Subaru y, semejante al rubio monje, se aproximó para ver a su hermanita, ignoró su ropa o cualquier cosa que pareciera fuera de lo común para los otros hermanos. Una gran sonrisa se moldeó en sus labios y al arrimarse demasiado, sin darse cuenta, su nariz topó con uno de los botones del monitor. —Miren, es tan linda… ¡Ukyo-nii, parece que es copa D!

—…

Asuka quedó congelada en su lugar.

Todos los que se encontraban dentro en la sala, quedaron congelados en su lugar.

La lucecita roja a lado del botón titilaba repetidas veces y los Asahina sabían lo que eso quería decir. El idiota de Tsubaki apretó el altoparlante y ella les había escuchado.

La boca de Ukyo se deformó en un grito y Azusa se golpeó en la cabeza por no vérsela venir. En un rápido pestañeo, todos llegaron a ver por la pantallita.

— ¡Idiota!, ¡Presionaste el altavoz!

—Ay.

—… ¿Ella escuchó?

— No sé.

— ¡Tsuba-nii!

Si antes sólo eran unos pocos sonidos casi audibles, ahora los oía claros y fuertes. No tardó en captar que la estaban observando desde hace un buen rato y, tal vez, estudiando. Como era de esperarse del carácter de Asuka, eso le fastidió.

Hasta ahora su panorama se conservó entre su calzado y la lesión que cargaba en la rodilla, no le había parecido extraño que se tardaran en abrirle, la casa era enorme y quizás ellos se hallaban al otro lado de ésta. Pero que la razón para que se demorasen fuera nada más y nada menos que esa, para la castaña era pasarse. ¿Dónde quedaban las buenas impresiones? No es que ella fuese toda sonrisitas y la mejor en vestirse, sólo había que verla en esos momentos toda andrajosa pero, no era su error… esta vez.

La historia de Asuka HinataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora