Hay tres cosas que hacen a Jimin sentirse bien:
• Haber roto con su novio, Taemin.
• Haber adoptado una gata blanca.
• Y haber conseguido un empleo en el cine.
Sin embargo, hay otras tres cosas que le colman la paciencia:
• El nuevo inquilino que se...
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El termino corazón roto, es un término que se ha plasmado de distintas maneras, en distintas áreas artísticas que conocemos hoy en día: en libros, en películas, en poemas y obviamente en la música.
Principalmente se le asocia al sentimiento de quiebre en el amor, sea por rompimiento, divorcio, rechazo, muerte, etc. Sin embargo, su término también es gracias a la sensación de tal metáfora, la cual siempre llega a ser desgarradora, provocando así tristeza y demasiado dolor emocional que no desaparece fácilmente de la noche a la mañana.
Se puntualiza esto, ya que Yoongi está en dicho estado emocional, nuestro chico del apartamento 512 que yace con la mirada perdida en aquel ventanal, vista que se ve abrumada por la tormenta que azota con fuerza sobre el vidrio y que le impide ver una luna llena, esa que se supone estaría al anochecer para verla con Jimin, su ahora ex novio.
Ese sentimiento de tristeza y furia, ese de querer acabar con todo, de poder regresar el tiempo y remediar los errores que causaron esa desgracia, son cada vez más fuertes e insistentes pero lo que más le impresiona, es que esta vez no es para arreglarlo y terminar yendo a los brazos de una chica de cabellos morados, sino a los brazos de un chico con mofletes rosas, y con un hermoso y suave cabello castaño.
Sin embargo, eso obviamente no pasará, y menos lo hará cuando es consciente de que él mismo fue el culpable de todo lo que pasó. Él sabe que hizo las cosas mal, que todo eso que pasó en su departamento casi a las diez de la noche fue por culpa suya, y que esto no hubiera pasado si desde un principio, él no hubiera pospuesto la plática con Moonbyul, la chica que lo abandonó solo por querer alcanzar sus sueños como músico y a la que seguía prometiendo un amor duradero hasta la eternidad a pesar de todo.
Pero ahora que lo piensa un poco mejor, suena estúpido; demasiado fantasioso y de película que hasta le hace reír y sonreír un poco cuando recuerda ese pequeño episodio en su vida. ¿Cómo demonios prometió algo que ni siquiera él mismo estaba seguro de cumplir? O mejor dicho, ¿Cómo es que se supone que seguía amando a alguien que ni siquiera apoyaba su sueño?
Demonios, ahora ni siquiera quiere pensar en ello.
Su apartamento está en silencio. Las luces están apagadas y lo único que alcanza a iluminar el oscuro lugar, son solo los relámpagos y una pequeña lámpara que está sobre la mesilla de madera frente a él, ahí en donde Jimin y él dejaban en silencio sus teléfonos con tal de que nadie interrumpiera sus veladas románticas al anochecer.
Esta vez ya no se encuentra sobre su sofá favorito. Ya no se encuentra con un cuerpo cálido sobre él mientras un par de risitas bonitas le hacen tener la piel erizada ante el hermoso vibrar de sus cuerdas bucales; ni hablar de la hermosa sonrisa que le hacía acelerar el ritmo cardíaco de su corazón, al punto de casi espantarlo al saber que Jimin, el chico de mofletes bonitos y sonrisa cálida, lo hacía sentir casi igual como Moonbyul lo hacía... o más.