el chico del apartamento 512 [el del 512] | yoonmin

el chico del apartamento 512

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Dos años después.

Noviembre está a pocos días de acabar y parece ser que todo lo que lo rodea, se lo está avisando cuando las ventas navideñas están comenzando antes de siquiera llegar diciembre. Es decir, con tan solo salir del edificio en donde vive, Yoongi es capaz de ser testigo de que la tienda de novedades frente a él, ya hasta coloca el maldito Jingle Bells Rock que tanto odia.

Quizás sea un poco molesto, pero no por eso dejará de decir un buenos días y un buenas noches a la señora Kwan, quien es dueña del lugar. Eso sería muy poco educado de su parte, además de que Yoongi nunca gritaría a una de las personas que comenzaron a tener un puesto importante, en estos dos interesantes años de su vida.

Aquel suceso que marcó su vida hace casi dos años, Yoongi lo conoce ahora como un momento de quiebre de ciclo, uno que realmente le sirvió de mucho y que lo mejoró en algunos aspectos de su vida. Uno que otro amigo piensa que es algo exagerado y que el tema de Jimin seguía doliéndole y por eso decía aquello, pero él no piensa lo mismo, pues supo manejarlo de la mejor manera y mira que seguir triste, pausar y arruinar su vida a sus adultos treinta años solo porque el chico que amó se fue lejos, realmente sonaba más entristecedor que la causa principal.

Ahora tiene 32, pero su rostro y su personalidad le hacen ver como un joven-adulto refrescante de 25 o 28 años. Lo cual le impresionó, porque lo único 'joven y refrescante' que hizo, fue teñirse por segunda vez en su vida y de nueva cuenta, de un color verde menta. Aquello de un joven-adulto refrescante, era más que obvio que ya no iba con él, pero esas fueron las palabras de la última pareja que tuvo hace unos diez meses.

¿Impresionante, no? Pues para sus pocos allegados lo fue, pero no para él. Vamos, estaba a 8 años de cumplir 40 y seguía estando soltero; algo debía hacer ya y no quedarse ahí en el hueco de la tristeza y desesperanza con el pensamiento de que ese alguien volvería para llevárselo consigo.

Como si la presencia de alguien volviera a traerme a la felicidad, qué ridículo suena eso. Eso pensó y dijo, pero sus compañeros de la disquera solo se rieron, dejando el hecho de que Yoongi no estaba riendo y que su semblante estaba totalmente serio al decir aquello.