VII

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Nico condució a toda velocidad, maldije por haber propuesto otra dirección, nos tomaría más tiempo volver a Fortuna.

Durante el trayecto, estuve sentada atrás todo el tiempo, simplemente no podía apartar la vista de mis pies, observé la cicatriz que quedó sobre mi rodilla cuando nos enfrentamos a Goliath y pasé mis dedos por esta. Miré a Nero de reojo un par de veces, se notaba igual de incómodo que yo, simplemente miraba por la ventana... y nada más. Cuando lo observé nuevamente, noté que me miraba por el espejo retrovisor, nuestras miradas se cruzaron por un momento. Sin embargo el chico apartó la vista lentamente tratando de disimular mientras se rascaba la nariz.

-¿Porqué tan callados?- Nico rompió el silencio que llevaba invadiendo ya un buen rato.
-Vamos chicos, no se preocupen, llegaremos a tiempo y podrán salvar el día como siempre lo hacen- Sin darle más importancia comenzó a tararear la canción que la rockola producía.

Cuando llegamos a Fortuna y estábamos cerca del orfanato, era más que evidente que el ataque no era tan simple como pensábamos, la gente huía despavorida, Nico tuvo que frenar y estacionarse antes de tiempo para evitar aplastar a alguien.

Me levanté y tomé mis armas, esperé indicaciones de Nero.

-¡Nico, saca a los niños y llévalos lo más lejos que puedas!- La voz de el de pelo plateado sonó más aguda de lo normal, así que carraspeó.

-¡A la orden capitán!- Nico salió de la camioneta sin más.

Miré al chico, este me hizo una señal con la cabeza serio, era hora de la acción, yo asentí mirando hacia otro lado.

Algunos niños trataban de salir desesperadamente, pero estaban acorralados por gran cantidad de demonios. Sin embargo pude deshacerme de todos estos con tan solo dispararles en la cabeza, la salida quedó despejada.

-¡Salgan ahora!- indique a los pequeños, estos corrían hacia la salida, Nico los esperaba afuera con las puertas de la furgoneta abiertas, así podía llevárselos lejos.

-¡Rápido mocosos, adentro!- Aunque la chica no era capaz de tolerar a los niños tanto como nosotros, daba todo de si para ayudarlos.
Miré a Nico y esta levantó el pulgar en señal de que tenía todo controlado, así que le sonreí y entré nuevamente para terminar con el resto.

Distinguí a Nero atravesando a un demonio de mayor tamaño con su espada, al instante disparó a otros dos que tenía enfrente. Sin embargo detrás de él, uno más se aproximaba rápidamente, corrí hacia este para detenerlo.
-¿A dónde crees que vas?- disparé a una de sus piernas y cuando tocó el suelo pisé su cabeza.

Nero volteó confundido. Yo sonreí indicándole que lo tenía todo controlado. Sin embargo, un nuevo grupo de demonios alados se abrió camino, cada uno se dió la vuelta, nuestras espaldas quedaron pegadas como en aquellas típicas escenas de películas de acción, tras voltear la vista y compartir una leve sonrisa, disparamos.

Uno a uno caían con facilidad, pero a pesar de esto, no podía evitar fallar uno que otro disparo, mis pensamientos estaban distrayendome, necesitaba saber... necesitaba saber que estaban provocando mis acciones anteriores.

-¿Estás molesto conmigo?- pregunté con dificultad esquivando un demonio alado y disparándole a la cabeza

-¿A qué que viene esa pregunta ahora?- respondió Nero jadeando

-Te pusiste raro desde que... ¡Cuidado!- un demonio voló sobre su cabeza, el chico lo evitó y lo tomó de un ala estrellándolo sobre el suelo.

-Te pusiste raro desde que... hice lo que hice...

-Bueno, no se como tendría que reaccionar, después de todo me besaste...- mis ojos se abrieron, inclusive escucharlo era algo impresionante para mí

Two souls ||Nero (dmc 4 & 5)||©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora