Two souls ||Nero (dmc 4 & 5)||©

VIII

Abrí los ojos confundida, todo era borroso así que parpadeé unas cuantas veces hasta que pude ver con claridad. Me pasé una mano por los ojos y me senté sobre la cama. Miré hacia todos lados, estaba sola en lo que aparentemente era una habitación de un hospital, la única luz que iluminaba el lugar era la de los rayos de sol abriéndose paso por la ventana.

Levanté un poco la sábana con la que me encontraba cubierta y miré mi cuerpo, una de mis piernas se encontraba enyesada y la otra cubierta con vendas, lo único que tenía puesto era una bata de hospital. Ambos brazos los tenía vendados y tenía férulas en dos de mis dedos.

-Entonces no estoy muerta...- dije para mí misma en voz baja.

Mis recuerdos eran borrosos y aún me dolía un poco el cuerpo, no sentía mi brazo izquierdo. Lentamente me recosté nuevamente y recargué mis brazos sobre mi abdomen cerrando los ojos, no sabía que pasaba o como había terminado en una cama de hospital, sin embargo, me sentía cansada.

Cuando cerré mis ojos y me sumergí en mis pensamientos, los recuerdos asaltaron mi mente, mi beso con Nero, el regreso de Dante, el ataque de los demonios, la... muerte de Kyrie.
Abrí mis ojos y me senté nuevamente, respiraba con dificultad. Me pasé las manos por la cara y me percaté de que estaban húmedas, estaba llorando sin quererlo.

Respiré hondo y miré a mi alrededor, de la nada una de las enfermeras entró por la puerta de la habitación, esta me miró y sonrió tras verme despierta.

-Gracias al cielo... al fin despertaste- juntó sus manos sobre su pecho y me miró sonriente

-¿Cómo terminé aquí?- pregunté a la enfermera

-Tu padre te trajo tras el accidente de auto que tuviste, estabas inconsciente...

-¿Mi padre? ¿Accidente de...- Seguro que Dante me trajo cuando quede inconsciente tras cerrar el portal, aunque claro, eso no era algo que los doctores debían saber -¡Claaaro! Ya lo recuerdo, efectivamente, tuve un accidente en mi auto- respondí con una sonrisa falsa

-Por curiosidad... ¿Cuando ocurrió dicho accidente?- pregunté a la enfermera

-Hace tres meses, casi cuatro...- mi boca se abrió al instante de forma involuntaria

-¿Me está diciendo que estuve inconsciente por casi cuatro meses?

-Así es señorita, su padre me dejó la indicación de llamarlo en cuanto despertara, así que eso haré, no tardo- la enfermera me dio la espalda y se marchó.

Cerré los ojos y me quedé dormida, sin embargo minutos después desperté, me sentía observaba. Abrí los ojos y lo primero con lo que me encontré fue con la azul mirada de Dante mirándome fijamente.
Me levanté al instante y esto provocó que nuestras cabezas chocaran -Ouch...- sobé mi cabeza.

-Por fin estás despierta, me alegra mucho eso...- comentó Dante sin más

-¿Qué me pasó?- lo miré con los brazos cruzados

-Cerraste el portal al inframundo, tu sola, aunque casi te cuesta la vida... no cualquiera se recupera de ocho huesos rotos y sigue respirando- Dante me miró con una leve sonrisa

-Bueno, pues sigo aquí, papá- dije burlona, Dante rió por lo bajo

-Bien, esa actitud me agrada- el mayor dio una palmada mientras se levantaba de dónde estaba sentado -Significa que podemos irnos de este hospital de mierda e ir a casa- me miró serio -¿Te sientes preparada para moverte?

-Por supuesto, solo estoy un poco adolorida pero nada que no pueda soportar...

-Pues perfecto, porque saldremos por esa ventana- apuntó con en pulgar hacia la única ventana que se encontraba en la habitación