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Jeonghan se encontraba tirado sobre su cama, durmiendo feliz cuando de repente escucho un portazo, despertándolo de golpe.


- ¡¿Por qué no me dijiste?! – Respondió con un gruñido ante esa pregunta, cubriéndose los oídos con su almohada, decidido a ignorar al idiota de Seungkwan que no respetaba su sueño. Soltó un suspiro de fastidio cuando sintió a su amigo saltar en la cama, algo que le hizo a él saltar un poco en su lugar – No me ignores y responde, ¿Por qué no me avisaste de esto? Tu que tienes información privilegiada por ser el príncipe deberías aprovechar de compartir los chismes o cosas secretas conmigo, ¡Tu amigo! ¡Lo mejor y más maravilloso que encontraras en tu vida! – Jeonghan tan solo enterró más su cara en las almohadas, siendo sacudido por el menor de rubios cabellos.


Últimamente como noto que las cosas podían tomar un camino más pacífico, quiso voluntariamente estar más presente en las reuniones políticas en donde se discutían las formas de actuar, que hacer frente a los whenuas y saber las fuerzas que ellos tenían repartidas por América, como podían usarlas. Por ello estaba muy al tanto de todo lo que pasaba entre ellos y los whenuas, algo que era confidencial hasta que se confirmara, así que obviamente no se lo podía decir al idiota de su mejor amigo.


- Supongo que te vas a llevar a tu mano derecha contigo, ¿No? Igual todos tenemos la libertad de ir, pero sé que si te acompaño a ti tendré alguna comodidad extra, así que, ¿Vamos juntos? – El muy pesado empezó a pincharle en la mejilla, así que finalmente decidió mirarle un poco, encontrándose con su estúpidamente adorable cara – Por cierto, al menos pudiste haberme dado una pista o algo para ir ya preparándome de antemano, porque ahora siento que está muy encima y... -


- Te llevare conmigo si dejas de quejarte de eso – Seungkwan se calló de inmediato tanto por sus palabras como el tono con el que las dijo – Anoche me la pase ocupado organizando los detalles ayudando a papá, así que me dormí tarde y dije "Como trabaje tanto, no me joderan y podre dormir todo lo que quiera", pero adivina, eso no paso – Hablaba sarcástico y con mal humor, hasta que un bostezo le corto esa actitud para ser reemplazado por pereza.


- Lo siento por molestarte con mi amistad – Replico con un puchero el menor, para luego los dos reír y quedar recostados en la gran cama del príncipe – Entonces, ¿Quién propuso esa idea tan interesante? – Cuestiono con curiosidad, ya que desde que supo de ella se emocionó mucho.


- Los whenua que primero firmaron el tratado de paz, los Hong – Decir el apellido le provocaba una pequeña opresión en el pecho.


- Entonces recuérdame agradecérselos, porque siento que será una forma muy divertida de empezar este tratado de paz – Jeonghan le miro con curiosidad.


- ¿Por qué? No es la gran cosa la forma que encontramos de mezclarnos un poco y demostrar que somos iguales – Replico, a lo que el menor rodo los ojos.


- ¿Cómo que no será la gran cosa? ¡Sera una fiesta de máscaras! Y según los pocos detalles que escuche ya que mi fuente más confiable no me ha dicho nada, se hará en el país que los whenuas consideran del amor, Francia – Jeonghan rodo los ojos por la emoción de su amigo, quien aún no encontraba alguien con quien sentirse completamente satisfecho. En su caso no estaba tan desesperado.

Marcas del mar (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora