Primera parte

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Sentí una punzada en la cabeza y empecé a abrir los ojos con pesadez, estaba cansada y me dolía gran parte del cuerpo, me tomo un par de minutos acostumbrarme a la lastimosa luz, estaba en una camilla conectada a un suero y algunos aparatos, la habitación era blanca y tenía olor a gel antibacterial evidentemente estaba en un hospital. Intente sentarme, pero mi cuerpo me dolía demasiado, una enfermera entro en la habitación y al verme despierta corrió a la puerta, regreso acompañada de un doctor.

-buenos días- dijo sonriendo el doctor, debía tener aproximadamente 25 años, parecía recién salido del instituto – me tenías preocupado- no respondí, no tenia idea de lo que estaba pasando - ¿puedes decirme tu nombre? –

- ¿mi nombre?... mi nombre es... mi nombre es- repetí sin saber cómo terminar aquella frase, no sabía quién era y mi corazón empezó a palpitar con mas fuerza

-tranquila, esta bien, averiguaremos tu nombre- me tranquilizo el doctor mientras anotaba en su libreta - ¿logras recordar algo? – negué con la cabeza las lagrimas amenazaban con asomarse en mis ojos y aparte la mirada, no deseaba que me viera de esa forma – veremos si no han reportado tu desaparición, encontraremos a tu familia, te lo prometo-

-gracias- empecé a sentir un nudo en mi garganta y solo cerré los ojos, mi estomago empezó a sonar

-parece que tienes hambre le diré a la enfermera que te traiga algo y yo volveré a revisarte en la tarde, ¿está bien? – asentí con la cabeza

Poco después entro la misma enfermera con una bandeja con gelatina y yogurt, arroz con pollo y agua de naranja, además me trajo cosas para baño y me sentí agradecida, realmente tenía sucio el cabello.

Así paso un mes el doctor me revisaba en la mañana y en la tarde la enfermera me traía el desayuno la comida y la cena y mis heridas casi sanaban por completo.

Una mañana mientras esperaba la visita matutina, estaba leyendo cumbres borrascosas que el doctor me había llevado, entonces entro con una sonrisa radiante

-te tengo una gran noticia Luna- baje el libro y lo mire con curiosidad -Hemos encontrado a tu familia- me quede en shock que se supone que debía decir lo mire esperando que continuara hablando - ¿Qué pasa no estas feliz? –

- no es eso, es solo que...- como decirle que me preocupaba no volverlo a ver, el era mi medico yo su paciente, sí solo era unos cuantos años mayor que yo pero aun así, me había acostumbrado a sus visitas, a su sonrisa y a su forma de ser incluso empecé a llamarlo por su nombre de pila, lo empecé a considerar mi amigo y era todo lo que conocía, tenia miedo de que cuando me fuera el me olvidara y yo me quedaría sin nadie otra vez – tengo miedo- dije al fin.

-No tienes porque, ya verificamos que realmente sean tu familia- me ocultaba algo lo veía en sus ojos oscuros

-¿pasa algo más Isaac?- lo mire mientras se sentaba a mi lado -no tienes que ocultarme nada, puedo soportarlo-

Se acaricio el cuello con la mano derecha y volvió a mirarme – has estado desaparecida casi seis meses –

- ¿Qué? - no me esperaba esa respuesta, llevaba un mes en ese hospital, pero ¿Dónde estuve el resto de esos seis meses?

-no sabemos dónde estuviste, solo que mientras corrías alguien te alcanzo con un auto y así es como llegaste aquí- ya sabía como había llegado, me di un gran golpe en la cabeza y suponíamos que esa era la razón por la cual no podía recordar nada, no me había afectado en ningún otro aspecto, podía hablar bien, coordinar bien, hacer todo bien, menos recordar. -quizá estando en un ambiente más familiar puedas recordar-

Asentí con la cabeza, un nudo en mi garganta me impedía hablar

-vendrán por ti esta tarde, no pueden esperar para poder volverte a ver-

PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora