El aire era puro y el olor a hierba inundaba mis fosas nasales. El prado en el que me encontraba era vasto y lleno de flores de todo tipo, a su alrededor, había árboles altos e imponentes que no dejaban ver más allá.
Mientras mi rojizo cabello ondeaba al viento, me agaché para recoger unas cuantas de esas florecillas tan hermosas y así hacer un ramo para mi madre. Amaba la naturaleza. Siempre había sido mi santuario secreto, un lugar donde poder refugiarme y donde poder estar cuando me encontraba sola.
De golpe, una voz grave y áspera susurró mi nombre:
«Perséfone»
De inmediato sentí un escalofrío. No tenía ni idea de dónde venía esa voz, que segundos después me volvió a llamar:
«Perséfone»
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Memorias de una diosa enamorada
Short StoryAunque parezca mentira, los dioses también se enamoran. Mientras que Perséfone permanece en el Inframundo en contra de su voluntad, el amor de su vida está esperándole ahí fuera. El problema es que su marido, Hades, es muy celoso y hará lo que sea p...