¿Cómo entrenar te puede cambiar la vida? Un chico de 18 años es la prueba viviente de ello. Algo más que una simple rutina de entrenamientos constantes, no será suficiente para él y en ocasiones, se puede tornar un poco aburrido.
¿Será ésto una simp...
Recapitulando un poco la anterior historia, se puede decir que llega el día de nuestra segunda clase de Yoga, ésta vez con la misma dinámica que la pasada y me dirán ¡AHORA SI ESTUVISTE CON ÉL! ¿NO? y la respuesta la leerán por ustedes mismos.
Han pasado 5 días desde la última clase que tuvimos, desde aquella desgracia a estas alturas aún no hablaba con él, incluso, aún no interactuaba con nadie del equipo, no tenía la confianza y si saludaba a dos o tres personas era mucho. De vez en cuando les dirigía la palabra a mis entrenadores, como mucho, algunas veces a mi instructora de Yoga, lo hacía mayormente cuando tenía alguna duda sobre cómo realizar un ejercicio o algo por el estilo.
Como les decía, este día también hicimos una clase especial de Yoga en pareja y ésta vez quise tomar el valor de pedirle personalmente si quería realizar algunas posturas conmigo, pero ocurrió un hecho bastante peculiar que desde ese día me dije a mi mismo que dejaría de ser buena persona.
Al momento cuando nos estaban dando las instrucciones y las directivas que debemos seguir antes de una clase, yo estaba a la par de una señora un tanto mayor, la recuerdo con una estatura igual a mí o parecida, de piel morena y a simple vista parecía una señora agradable. El hecho ocurre cuando estábamos a punto de elegir nuestras respectivas parejas, y cuando ya estaba decidido para llegarle al SugarDaddy y preguntarle si quería (cabe destacar que lo tenía un poco lejos así que tenía que caminar hacia él) pues esta misma señora me pregunta si quería ponerme con ella a lo que yo por simplemente ser buena persona accedí.
Cuando la instructora pregunta si ya todos teníamos nuestras respectivas parejas sólo escuché de fondo al SugarDaddy diciendo "No, he faltado yo, no tengo pareja". LES PUEDO JURAR QUE EN ESE PRECISO MOMENTO, EN CUESTIÓN DE SÓLO SEGUNDOS MI MUNDO SE VINO ABAJO, ES DECIR, FUE MI OPORTUNIDAD DE ORO Y LA PERDÍ POR SER AMABLE CON UNA SEÑORA.
Moraleja: nunca, pero nunca en sus vidas sean amables con una señora. Pueden estar perdiendo su oportunidad de hablarles al amor de su vida.
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