Capítulo 4

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Caminaba por un camino empedrado que le dificultaba cada nuevo paso que quería dar. A lo lejos, tres sombras parecían darle la espalda. Valeria intentó caminar hacia ellas movida por la curiosidad, pero alguien la sostuvo por el brazo. Cuando se dio la vuelta, encontró a su primo mirándola con los labios entreabiertos. Su aroma impregnó todo el espacio que compartían, provocando que las pulsaciones de la chica aumentaran su velocidad. Manuel tiró un poco del brazo de Valeria y la atrajo hacia él.

―Val... ―Manuel suspiró sobre los labios de la chica―. Eres una tentación prohibida a la que no puedo resistirme.

―Manuel...

Y aunque intentó seguir hablando, no pudo. Se había quedado sin palabras ante las que había pronunciado su primo. ¿De qué estaba hablando? ¿Por qué se refería a ella como una tentación? No tuvo que esperar mucho para conocer la respuesta, pues Manuel acarició su mejilla y después colocó su mano en la nuca de Valeria para terminar de acercar esos labios tan tentadores hasta los suyos. Ella tampoco pudo resistirse y colocó sus manos sobre los hombros del chico. Entregó todo su ser en aquel beso, con unas ansias desconocidas para ella hasta ese momento.

―¡Valeria! ―Oyó que la llamaban―. ¡Valeria!

Aunque reconoció la voz, no quiso dejar de besar a su primo. ¿Cuándo podría volver a hacerlo si lo detenía en ese instante?

―¿Qué hacéis? ―Esa vez oyó la voz de sus tíos― ¿No os dais cuenta de que sois primos? ¡No podéis hacer eso! ¡Es pecado!

Ambos se separaron y Valeria pudo ver que tanto sus tíos como su padre los miraban decepcionados. Pero había algo más... «¿Nos están mirando con asco?», pensó. Miró a su primo, pero él parecía no darse cuenta de nada, pues solo sonreía. Y poco a poco ese gesto se fue transformando en algo más extraño y macabro. Valeria se separó tanto de él como de las figuras de sus familiares, que se estaban convirtiendo en sombras sin rostro. Empezó a correr en dirección contraria, pero cada vez que echaba la vista atrás, veía que no avanzaba y que ellos seguían cerca de ella...


Despertó con la respiración agitada y se incorporó de pronto sobre la cama. ¡El sueño parecía tan real! Había transcurrido en un lugar que recordaba haber visitado de pequeña y, por si fuera poco, todas las sensaciones y voces eran reales. Ningún rostro le había resultado ajeno y por eso aún seguía con la impresión de que había sucedido de verdad. Llevó la mano hasta su pecho y descubrió que su corazón seguía latiendo desbocado. «¿Será por el final o por...?», reflexionó. No quiso continuar con ese hilo de pensamientos porque sabía dónde desembocaba y eso era impensable para ella. Pero ¿y si fuera por ese motivo innombrable?


···


Paco tuvo que marcharse a trabajar fuera del pueblo durante una semana y dejó sola a Valeria. Se encontraba en su habitación cuando recibió dos mensajes de su primo.

» Hola, Val, después de comer me pasaré por tu casa.

» Tengo que llevarte algo...

La chica sintió que el corazón empezaba a palpitarle con mayor intensidad. Con dedos temblorosos respondió diciéndole que le estaría esperando. Soltó el móvil sobre la cama y reprimió las ganas de gritar fuerte. No entendía por qué le emocionaba tanto que él fuera a su casa. ¿Sería por el sueño que había tenido días atrás?

Al mediodía, preparó el almuerzo con prisa, pues no sabía la hora exacta a la que Manuel se presentaría en su casa y quería estar preparada para entonces. Cuando terminó, puso la mesa y se sentó para comer tranquila. Un cuarto de hora después ya estaba recogiendo y metiendo el plato y los cubiertos en el lavaplatos. Después de eso se sentó en el sofá a esperar.

Sucumbir a lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora