Como sobrevivir a la secundaria

Tres vestidos, dos tacones.

Lana.

Miércoles.
16:30 hrs.

Me miro al espejo, no hay vestido que me guste y sé que no lo voy a encontrar si sigo quejandome de cada pequeño error.

Solo quedaba una semana para que el baile de presentación ante la socieded comience, era mi primera vez en esos grandes eventos y se notaba.

Agradezco a la empleada de la tienda y devuelvo el vestido. Otro más, otra más que no me gusta.

Ana se encontraba en la puerta del local, estaba cansada de caminar todo la mañana, y la notaba un tanto distante; ambas decidimos almorzar en un puesto de comida rápida, para recargar fuerzas y seguir caminando.

-No doy más -suelta, frustrada- ¿Cuánto llevábamos?, ¿Todo el día?

Miro el reloj que en mi muñeca, parece que sólo llevamos tres horas, pero se sienten como una eternidad —No tanto —Le digo— Creo que solamente tres horas.

Ella ríe— Bueno, las tres horas más agotadoras de mi vida —Dice— ¿Tenes algún local pensado? Digo, para visitar.

Miro el mapa en mi celular, parece que vimos lo principal, y ningún vestido me gustó, tengo poco tiempo y no sé qué hacer.—Ya esta todo, bebe —Le digo de forma cariñosa— Y no tengo en mente ningún vestido, ya ni se que hacer.

Ana parece tranquilizarse un poco, no entiendo porque, sin embargo, trato de evadir el momento y seguir buscando otro local en mi celular; de la nada, encuentro uno. Miro a mi amiga, parece en una nebulosa y me cuesta entender que le está preocupando.

—An, amiga, hay un local en la próxima cuadra y creo que es el bueno, ¿podemos ir?—le digo con ojitos de perrito. Mi amiga se mueve en su asiento, algo preocupada.—¿Segura?—dice ella— ¿Segura que queres ir?

La miro sin entender a qué se refiere, no sé porque presiento que no está hablando del vestido, sino del baile.—Tranquila, puedo ir otro día si no queres, vamos a casa y busco en internet otros lugares.— Suelto.

Ella niega con la cabeza— No Lani, no me refiero a eso—Dice— ¿Estás segura de que queres ir a esos bailes?, ¿te acordas como termino tu hermano? —Pregunta bajamos la voz.

Mientras ella trata de ser lo más dulce que puede, yo trato de no serlo. —Te mando Franco, ¿no?—Suelto enojada— Dios, no puedo creer que me hagan esto, ¿no confían en que me pueda cuidar yo sola?—La miro enojada, ella baja la mirada y busca las palabras justas para decirme.

—No es eso, Lani. Tu hermano estuvo en rehabilitación, debe ser feo saber que alguien que ama esta yendo al mismo pozo donde él cayó;—Respira— no creemos que termines igual, pero esa gente no te va a ayudar y te queremos cuidar—

Mi cara estaba roja, no podía evitar enojarme, y aunque sabía que lo que me decían era para cuidarme, estaba como loca— No, no me quieren cuidar. Tienen miedo de que termine como Franco, y no voy a terminar como él. Yo puedo sola, no los necesito— Me levanto, y al dejo con la palabras en la boca.

Sabia que estaba actuando como una caprichosa, sabia que dejar a mi amiga no estaba para nada bien, pero me había ganado la bronca.

Y yo, iba a ir a ese baile.