Lana

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Oliver

Viernes
21:15 hrs

Estaba sentada en el sillón con Ana. Ambos mirábamos una película nueva, la cual tenía demasiado público para ser tan mala. Mientras mi prima estaba concentrada en lo que era una producción barata, yo no dejaba de darle vueltas al asunto desde ayer.

Para ser sincero, pocas cosas me preocupan realmente, tiendo a ser muy callado y soy el típico nerd de la escuela. ¿Me gusta ser cliché?, pues si, realmente disfruto ser el estudioso del grupo; pero este tema rebasaba todo lo que me imaginaba.

Era Lana, me preocupaba de muchas formas. Primero porque no sabía donde se estaba metiendo, y segundo, los chicos.

Me cuesta admitir esto, creo que los sentimientos hacen que las personas sean débiles, pero Lana produce algo en mi, no sé que sea, quizás sólo me gusta.

O me esté enamorando.

Ana me mira, y me hace un gesto para saber que me pasa, niego con la cabeza y vuelvo a la película, ella hace lo mismo.
Como es lógico, ni estoy mirando la televisión, solo pienso en Lana y todo este asunto.

El martes creí que pedirle que no vaya al baile sería una buena idea; sabía que Ana lo debía hacer, pero necesitaba decírselo yo, porque si me sentía cómodo, podría entender mis sentimientos y explicárselos a Lana para que me ayude a darles nombre.

Básicamente me quería confesar.

Aunque si soy sincero, temblaba tanto que no podría hacerlo, no soy tan valiente. Actualmente, los únicos que sabe lo que siento son mi hermano y Franco; lograron descubrirlo por cómo la miraba en las reuniones, tengo que admitir que es hermosa.

Pienso y pienso en todo lo que sucedió, ese día Franco apareció en la escena para salvarme, sé que parece que arruino mi plan, pero no se que estaba pensando cuando lo armé. ¿Decirle que se quede en casa el sábado? Y después, no lo sé, ¿Confesarme?.
Era muchísimo para un mismo día.

Ana me mira, otra vez, y chasquea los dedos frente a mi cara. —¿Estás bien, Oliv? —Dice—Parece que viste un fantasma.

No me había dado cuenta cuando, pero estaba tan nervioso que mi rostro era pálido, imagínense lo que era yo ese día.—Estoy bien— respondo— Solo estoy pensando.

Ella no me cree, sin embargo, logró convencerla de que todo esta perfecto y de que siga mirando la película, y lo hace, no se que tienen esas malas producciones que hacen que sean adictivas.

Justo cuando estoy por distraerme, Mati me mando un mensaje preguntándome donde estaba, le respondo que con nuestra prima. El parece tardar demasiado en escribir, cuando por fin manda los mensajes, son una invitación de Franco; miro a Ana, le pregunto si quiere ir, ya que el mensaje la incluye. Ana parece pensarlo, al principio lo rechaza por su pelea con Lan, pero luego termina accediendo.

Agarro mi mochila, y voy hasta el auto. Voy a ver a Lana, y sin pensarlo, suelto una sonrisa.

Como sobrevivir a la secundariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora