VI

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Su trabajo lo tenía bastante cansado, trato de darse un respiro de todo pero lamentablemente las vacaciones con su posición no eran posibles, lamentaba cada segundo que su secretaria comenzaba a hablar sobre el itinerario del día

-Cállate un rato, estoy harto, me tomaré el día libre. - Dijo irritado.

-Pero señor... ¿y la reunión con los inversionistas...? - Dio un suspiro, pensando en si sería buena idea renunciar.

EL ahora llamado Yoongi prosiguió a llamar al carruaje, a pesar de que había mejores autos, el prefería seguir con lo antiguo y hermoso, aparte de que le tenía un cariño muy grande a sus caballos.

-Al pueblo de siempre por favor. -pidió.

Veía por la ventana, admirando el paisaje, la playa llena de almas, no era algo que le gustaba, a pesar de ser el culpable de todo lo que tenían que pasar, para poder seguir un orden, una "ley de vida" como a todos les gustaba decir. Dio un suspiro y vio su teléfono, habían pasado ya casi un mes desde que su papá lo visitó, en su rostro se posó una pequeña sonrisa cuando vio al pequeño rubio que tenia de fondo de pantalla. Recordaba ese día, era primavera, las primeras flores habían salido, Yoongi le había pedido acercarse, sacándole una foto admirando las flores juntos, luego de eso, tenía muchas fotos más, no sacadas por su mano, sino por las de jimin, y su adorable curiosidad. El carruaje se detuvo, dio una calada del aire fresco del pueblo, busco a su ángel, no lo había visto a primera vista, así que se dispuso a bajar, y buscar por los lados favoritos de Jimin. Y ahí estaba, su pequeño ángel, durmiendo alrededor de árboles, acostado en el pasto. El rey lo vio desde lejos, con una sonrisa. Se acercó minutos después para sacarle una foto.

- ¿Por qué me sacas fotos? - preguntó curioso al abrir los ojos de golpe.

-Quiero guardar un recuerdo del precioso ángel que tengo enfrente mío.

-No soy un ángel.

-Eres un ángel ante mis ojos. - Dijo mientras se agachaba, y besaba la mejilla del menor.

Jimin poco a poco había empezado a saber mas de todo lo que se había perdido en la vida, eso, el amor, y en pequeñas cosas insignificantes como los besos, los cuales le gustaban bastante, podían pasar varias horas dándole pequeños besos mientras se mimaban el uno al otro. Yoongi sabía lo frágil e inocente que era Jimin, así que fue de a poco mostrándole todo, ya que no quería que lo vieran como si se estuviera aprovechando de la inocencia de una pobre alma.

- ¿Te gustaría ir a mi casa? - Preguntó sin más, mientras que Jimin estaba acostado sobre su pecho, viendo su teléfono

- Pero, queda allá abajo.

-Sí, pero está alejado de las personas, no viven tantas en esa zona.

Jimin asintió, Yoongi igual, se encaminaron rápidamente,ya que a pesar de que era primavera, las noches eran frías en ese pueblo.

Pido por Lucifer...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora