VII

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Corría por los frondosos bosques de cerca de su hogar, no había salida de ese bosque y por eso normalmente le decían a los niños que no entrarán al bosque, ya que muchos se habían perdido dejando a sus padres con la más grande de las penas.

Jungkook y Jimin no hicieron caso, la curiosidad les ganó después de tener un día de aburrimiento absoluto.

—Vamos, Jimin— Susurrando su hermano entró entre los árboles del bosque, Jimin lo seguía por detrás con pequeñas risas por su travesura.

Mientras mas se adentraba el pequeño, más dejaba de escuchar a el pueblo, gritando y los demás niños jugando. Al final, dejó de escuchar todo, sólo sus pequeños pies pisando con fuerza la tierra, y su risa que pronto se cambiaría a una respiración agitada por el gasto de energía en su cuerpo y la falta de aire en sus pulmones.

—¡Jungkook!— Grito el rubio con todas sus fuerzas y al no escuchar a su hermano se empezó a poner nervioso, llamando nuevamente al mayor —¡Jungkook!, ¡dónde estás, hermano!

Con lágrimas en sus ojos cayó al suelo por la desesperación, no sabía dónde estaba, no sabía dónde estaba su hermano, no sabía cómo volver a su hogar.

— Hey, muchachito.—Dijo una voz ronca entre los árboles.

Jimin alzó su vista y vio al rededor suyo.

— Por aquí.—Comentó la extraña voz, Jimin se levantó al ver detrás del árbol que había dicho la voz.-Bah, mejor por aquí.

La extraña voz se estaba riendo, Jimin estaba intrigado por saber quién era.

—Muéstrate ya, no quiero jugar.—La voz paró sus escalofriantes risas que podían hasta intimidar al más valiente de todos, las cuales sólo se escuchaban cerca de Jimin.

El rubio se acercó al último árbol que no había revisado, viendo una cabellera oscura como el carbón, la cual se movió rápidamente dando media vuelta al tronco para que se pudiera esconder.

—Esta bien, no jugamos más, pero no quiero mostrarme, te asustarías y es lo menos que quiero.—Dijo en voz triste está vez.

Jimin tapó sus ojos con su pequeña mano, dándole su media vuelta al tronco y empezando a tocar el rostro del mayor.

—Tiene la piel fría...—El mayor rió divertido ante el comentario, este tomo la pequeña mano del rubio y la sacó de sus ojos, viendo ya sus ojitos color avellana.

Jimin no dijo nada, sólo vio los ojos de color rojo que tenía al frente suyo, en su mente pensó que los podía ver toda su vida y de todas maneras se sorprendería al verlos en cada momento, eran dos pozos sin fondo en los cuales Jimin estaba cayendo.

La voz de Jungkook llamando a su hermano lo sacó de su trance, viendo para todos lados, gritando también el nombre de su hermano, separándose del de ojos rojos, pero sin antes empezar a caminar, le dio un abrazo al mayor.

—Ojalá volverlo a ver hyung.—soltó el abrazo, y cuando vio a su hermano acercándose con preocupación en su mirada, corrió a sus brazos.

— Ven, volvamos a casa.—El de ojos color avellana se volteó a donde se había ido hace un rato, sin ver ningún indicio del chico de las voz rara.

[°°°]

Jimin despertó del sueño con dolores de cuello, se había dormido en el sofá donde le había dicho Yoongi que esperara por la cena. Su estómago sonó fuertemente, haciendo que el susodicho colocará sus manos sobre su estómago.

—Yoongi hyung~, tengo hambre~—  Reclamó en menor con voz de un berrinche cualquiera.— hyung...~

— Que ya va, ya va.— Comentó una voz en la cocina.

Jimin trato de pararse del sofá pero un peso de lo denegó, era Cerbero, el perro del infierno acostado sobre de su cuerpo sin dejarlo moverse. Salió de su agarre sin moverlo tanto, el perro parecía tener sueño pesado porque en ningún segundo reclamo sobre la falta de algo.

—¿Dónde está?—Preguntó al aire.

— Cocina.

Y se dirigió a lo que parecía una cocina y lo cual era la cocina, viendo como el mayor cortaba carne para empezar a cocinarla. Jimin sin esperar a algo, abrazo al mayor con sueño y como si sus brazos fueran pesados. Lucifer rió divertido al acto, sin dejar de cocinar. Se movía por ahí, se movía por allá, pero el agarre de el rubio no se soltaba a pesar de lo difícil que era para el mayor caminar con el abrazándolo.

Había termino de colocar todo en el fuego, lavando sus manos, se dio media vuelta en el agarre del menor, dejando que la cabeza de Jimin estuviera en su pecho, correspondiendo el abrazo que le estaba proporcionando el menor.

—No podemos estar así toda una vida...—susurró el mayor al oído del contrario.

—Ojalá si se pudiera...—El Rey soltó una risa, abrazando más fuerte al menor, soltando un poco después para elevar su cuerpo, haciendo que las piernas de Jimin se colocarán a cada lado de su cintura, mientras el sujetaba sus muslos.

Cayeron de nuevo en un juego de miradas, y en los pozos sin fondo de sus ojos, sintiendo el mismo sentimiento que con el chico que había visto en su sueño, una vez más, la trampa había sido activada y los dos personajes habían caído.

Sus labios se unieron poco a poco, rozando, sintiendo el paraíso nuevamente, al fin pudieron juntar sus labios por completos, empezando un vaivén, un juego de emociones por parte de los dos, Yoongi parecía haber ganado la lotería, era una montaña rusa de sentimientos, de cualquier tipo, la felicidad era la que más marcaba, Jimin se sentía en el cielo por segunda vez, el paraíso estaba tocando sus labios.

El rubio colocó sus manos entre el pelo del mayor, dejando que pelos oscuros como el carbón escaparan para todos lados. Intensificando el beso, sus respiraciones de volvieron descontroladas, sólo intentaban que no se les acabara el aire para no terminar su pecado.

Yoongi se separó por falta de aire, sus pechos subían y bajaban de manera desenfrenada

—Jimin...

El menor después de había puedo entre su hombro y cuello, abrazando el cuello del contrario sin decir nada.

—Pequeño...— Bajo preocupado menor sin ver que había respuesta alguna.

El de ojos color avellana vio al mayor, viendo sus ojos rojos de preocupación y sus cabellos revueltos, simplemente hermoso.

—Hyung...— Captó la atención del mayor rápido por la preocupación que sentía.— Quiero otro.

Pidió el menor, colocando su dedo índice sobre sus labios, estirando estos para recibir otro beso.

— Eres...No me puedo enojar contigo.— Colocó sus manos sobre las mejillas del menor, besando los labios del menor rápido, ya que vio que la comida se estaba quemando.—La cena ya está...¿puedes poner la mesa?

Jimin asintió alegre, poniendo cubiertos, platos, servilletas, vasos y demás de lo que había que poner. Sin demorar mucho Yoongi llegó con los platos llenos de comida, viendo a Jimin con los ojos llenos de gustó por saborear la exquisitez que había puesto el mayor en la mesa.

— Disfruta la comida mi ángel.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2022 ⏰

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