By Seokjin.
Sonreíste amablemente a la princesa que caminaba hacia ti, mientras permanecías sentado.
El encanto era un don nato que tenías el placer de poseer.
Muchos anhelaban tu belleza pero sólo se concentraban en el aspecto superficial de la misma.
Los más astutos como tu, sabían que la belleza era una arma.
Miraste el caminar de Youngmi, su postura, la astucia en sus ojos.
Sonreíste por dentro porque sabias que alguien en esta familia valía la pena. Y esa era la princesa.
Podías identificar fácilmente a un impostor.
Porque eso eras tu también.
Youngmi podría engañar a los demás con sus trucos de niña buena, pero no a ti.
La observaste sentarse en el sillón y procediste a servirle té en su taza.
-Puedo hacerlo sola, gracias. -dijo de forma cortante. Sonreíste con picardia.
-Sabes princesa, tu no me interesas en absoluto, no te necesito tampoco. El problema es que tú si me necesitas a mi, así que seamos claros. -dijiste mientras cruzabas tus piernas y la mirabas a los ojos- No te entrometas en mis planes y podrás seguir con tu vida por ahí, acostándote con Jungkook o haciendo lo que sea que hagas.
Comenzaste a jugar con tus uñas esperando la furia de la princesa o por lo menos algún gesto de sorpresa ante la mención de su guardia personal. Sin embargo te encontraste sólo con su mirada imperturbable.
-Y cuales se supone que son esos planes que tienes? -preguntó con suavidad mientras arreglaba su vestido. Notaste como intentaba contener su temperamento.
La miraste fijamente y con una mueca de inocencia en tu rostro.
-Qué otro plan podría tener además de sacar adelante este reinado? -respondiste de manera amistosa. Una amistad muy falsa por cierto.
-No me vengas con estupideces Seokjin -dijo casi escupiendo en tu rostro- no se que mierda tienes planeado pero te prometo que te haré la vida imposible si te metes conmigo o con mi familia.
Reiste con ganas ante sus palabras.
-Oh linda, y que vas a hacer con este territorio que se cae a pedazos? Crees que cualquier otra ayuda que obtengas será gratis? Deberías estar agradecida de que sea yo tu futuro esposo y no un anciano con problemas de próstata -acomodaste un mechón de tu cabello detrás de la oreja. Ella te fulminó con la mirada, sus manos temblaban de furia.
-No ganarás Seokjin, a lo que sea que estes jugando no ganarás. -dijo mientras salía disparada de su asiento.
-Querida, yo siempre gano. -dijiste sin inmutarte y bebiste un sorbo de tu té de forma delicada. Le sonreiste a través de la taza, pero no llegaba a tus ojos- Puedes retirarte. -agregaste mientras te acomodabas más en el sillón.
-Está es mi casa -dijo indignada y con intenciones de marcharse, pero rehusandose a seguir una orden tuya.
-Muy bonita, viviremos bien aquí, cielo -agregaste con voz melosa para irritarla. Y lo lograste cuando dio media vuelta y comenzó a salir de la habitación.
-Youngmi... -la detuviste antes de que huyera- la próxima vez que escuches conversación ajenas detrás de un árbol, trata de esconderte bien. Mi sobrina de cuatro años juega mejor a las escondidas.
