𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰

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Los besos siguieron.
El problema era que desde la primera vez, no dejamos de comportarnos como dos pendejos pelotudos.

"— Tenes la pija parada, Mauro. —

— ¿Es lo primero qué me vas a decir después de qué te comí la boca?. —

— Tenes razón. Sos re puto. — Bromeé.

— Te morís de ganas de darme otro. —

— ¿Puedo?. —"

No había cambiado mucho entre nosotros, más que el saludarnos con un chape, y despedirnos con un par de toqueteos para aumentar las ganas de vernos al otro día.
¿Lo malo acá? Ya me tenía que volver para Córdoba.

Era mi último día en Buenos Aires, y la verdad que se sentía mucho. A penas llegó Mauro, se me tiró encima y me empezó a chapar más intenso que nunca y aunque traté de seguirlo, chocamos los dientes un par de veces gracias a los movimientos bruscos.

— Entrégamela y te prometo darte el mejor garche de tu vida, Paulo. — Susurró mientras me daba besos en el cuello, y me agarraba el orto.

Y no le hizo falta una respuesta cuando le apreté la pija por encima de la ropa. Estaba cagado, pero a la vez tenía la seguridad suficiente como para decir que a él, le entregaría hasta la vida.

Pero se ve que a Mauro, el romanticismo no le van ni en mí cabeza; Porque me tiró al sofá, y se empezó a sacar la ropa. No me podía sentir tan virgen, pero tampoco podía dejar de mirarlo mientras se quedaba únicamente con el bóxer.
Me encanta.

— Sácate la ropa y arrodíllate. Me vas a hacer un pete. —

No protesté por la forma tan tosca en la que me habló, sino que en cambio obedecí. Me gustaba.

Me saqué la ropa, quedando en bóxer como él, pero al verlo serio le pregunté que le pasaba. "Sácate todo, Paulo." Fue la única respuesta que me dió, y así lo hice.

Desnudo y arrodillado frente al amor de mi vida, bajándole el bóxer y dejando a la vista la pija más linda del mundo. Su largo no era algo exagerado pero su grosor, mierda.

— Chupamela, boludo ¿O queres qué te la cante?. — Y por más caliente que estemos, nos reímos.

Lo callé cuando empecé a chuparle la pija, mi boca empezó a subír y bajar por su grueso falo, nunca pensé que amaría tanto sentirlo en mi boca, mi mente se nubló, y lo único que estaba en ella; era que se corra y me llene de su esencia.

Deleitarme con su sabor, era lo que más ansiaba.

Pensé que lo estaba consiguiendo, sí. Hasta que me separo de su pija, ganándose un gemido ahogado de mí parte, haciendo notar mí molestia.

No podía hacerme esto justo ahora, cuando claramente ambos estábamos a punto de corrernos, pero no.
Me tomó de los hombros y me levantó bruscamente, para luego empujarme contra el respaldar del sofá, haciéndome quedar totalmente expuesto hacia él. Pero dejó de importarme, cuando me estremecí por sentir sus dedos dentro de mí, preparándome.

Húmedos, y rápidos.

Cuando pensé que todo iba a acabar así, y que su "entrégamela" bastaba con una simple colada de dedos, me levantó y me puso arriba suyo.

— No aguanto más, levántate rápido para que te la meta así húmeda. — Habló agitado.

— Me llegas a hacer doler, y te meto una perimetral. Métela, dale. —

Y como si solo estaría esperando esa aprobación, su pija me invadió.
Lo bueno fue, que en vez de dolor, sólo sentí incomodidad. Era raro.

Cuando se empezó a mover fue el tema. Al principio molestó, pero mientras más aumentaba el tiempo, también lo hacían los movimientos, y el placer.

Gemí.

Porque no mintió cuando dijo que iba a darme el mejor garche de mí vida. Intenso y duro. Tan él.
Tan mío.

"Te quiero"

Cuando acabamos, Mauro me dió un suave beso, mientras me agarraba de las caderas y salía de mí.

Nuestro primer beso real.

[...]

El timbre empezó a sonar, así que agarré la remera de Mauro; Esperé que me tape los muslos, pero me sorprendí mucho cuando esta llegaba casi a mis pies.

"Sos re chiquito boludo, te la regalo. Pero anda a ver quien es, porque se me para"

Después de que abrí, pasó todo muy rápido. Valijas, aeropuerto, beso, avión, Córdoba. Era imposible no sentirme bajoneado.

Sé que de este viaje me estoy llevando todo, mientras a la vez no me llevo nada. Porque aunque me duela, tengo bien en claro que para Mauro, soy un garche más.

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GraSias piqui, te amo sarcásticamente 🤮

¿ℭ𝔬́𝔪𝔬 𝔱𝔢 𝔭𝔦𝔡𝔬? ; paukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora