𝘵𝘳𝘦𝘴

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Todos los días.
Mauro viene todos los días desde que merendamos juntos. Llega cuando se levanta y se va a la noche.

Justo ahora, estamos sentados en el sofá del departamento, mientras él me abraza por los hombros.
Ya se me está haciendo costumbre estar con él todos los días, y la verdad que no sé si eso sea bueno o malo.

— ¿Te acordas qué me dijiste que tengo linda voz? Bueno, estaba pensando dejar un poco más natural mi voz en los temas que voy a sacar. — Comentó.

— Me parece perfecto negro, tenes una voz preciosa. Como Cacho Castaña. —

— Dale boludo, canta para el orto ese viejo puto. — Se empezó a reír.

Y lo acompañé.
Porque era verdad, pero como justo terminó la película, y apareció una publicidad de él, pintó. Un miedo.

— Mucha risa y todo, pero ¿Sabes qué pasa? Vos me enganchaste cantando, pero a mí no me cantaste nunca, gil. — Siguió.

— Y que, ¿Querías qué te cante? feo. —

— Sí, cual fue. ¿O me discriminas por negro? lindo. —

— Y si te discrimino ¿Qué?, ¿Te vas a parar de mano? Bombón. —

— De boca me voy a parar, Paulo. — Y perdí.

Me sonrojé, perdí.
Pasa que en esto se basaba nuestra relación este último mes; Joder como que peleamos, para después empezar a tirarnos chamuyos. El que se "intimida" pierde. Nunca pierdo.

— Uh amigo, siempre lo mismo, sos re puto. — Rió. Bueno, en realidad nunca gano.

— Y si decís mi nombre parece en serio ¿Qué queres que haga?. — Me quejé.

— ¿Te molestaría? Si fuera en serio, digo. — Aclaró.

— Y... No, que sé yo. Onda, no tiene nada de malo ¿O sí?. —

— No. Igual no somos putos, ¿No?. — Dijo tocándose en pecho, de una manera exagerada, y "afeminada".

No sé por que tanta exageración. Si a mí me gusta él, y no se dió cuenta nadie. Que te guste un pibe, no te hace exagerado.
Así que lo ignoré.

— Daa boludo, ¿Me vas a decir qué te enojaste? Te estaba jodiendo, si el Mateo se muere por la pija del Replik, y no anda actuando así. Perdóname, dale. — Y se me tiró encima.

Me empecé a cagar de la risa cuando se le ocurrió hacerme cosquillas, pero se cagó sólo porque sin querer levanté mi pierna, dándole un rodillazo en la pija. Aia.

Después de un par de puteadas de Mauro, el dolor se calmó.

— Dale, cántame algo y te perdono. — Bromeó.

Pero yo igual lo hice. Empecé a cantarle un tema, pero no cualquier parte. Gracias por tanto, Ivo.
Le robé la declaración indirecta para Joa.

"¿Cómo le digo? que me tiene loco, y que poco a poco-oh. Yo me enloquezco un poco más"

La vergüenza me invadió, así que la dejé ahí. Pensé que me iba a reclamar, pero cuando levanté la vista para verlo; Me estaba mirando con una sonrisa hermosa, y sus ojitos negros estaban brillando como nunca.

— Cantas hermoso, rubio. No me voy a olvidar nunca cuando me cantaste por primera vez. Decime trolazo, dale. — Reí.

— Entonces yo tengo derecho de no olvidarme nunca de esa carita cuando te cantaba por primera vez. Pregúntame si quiero un beso, dale. — Bromeé.

— ¿Te puedo dar un beso?. — Preguntó en cambio.

Y yo no sabía que hacer, porque lo dijo tan en serio, que simplemente asentí. Si era joda, después veía como me la bancaba.

Pero no.
Se acercó más a mí, y me comió la boca.
Me agarró de las caderas, y me subió arriba suyo.
Tal y como siempre me lo imaginé.

Sabía que Mauro no era suave, pero confirmarlo me encantó.

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noseastroloman

¿ℭ𝔬́𝔪𝔬 𝔱𝔢 𝔭𝔦𝔡𝔬? ; paukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora