―¿Quién eres?-pregunté, ya que su rostro me era conocido, sin embargo, también me parecía una persona extraña.
―Tu otra yo-me dijo.
Me solté a reír.
―Sí, claro. No puedes ser mi ‘otra yo’; ¡yo no me pondría jamás esos tacones tan altos!-señalé sus pies.
―Sí, bueno; pero resulta que yo hago cosas que tú normalmente no harías. Como por ejemplo, aceptar que me gusta Alonso.
―¿Alonso Villalpando?-vociferé, echándome hacía atrás.
―¿Lo ves?-dijo de lo más tranquila- Tú no lo aceptas, yo sí.
―Alonso no me gusta, ¿estás loca? ¡Es el novio de Sharon!
―Deja la histeria que sabes que tengo razón.
―Demente-farfullé.
―Bueno, ¿y qué si no fuera novio de Sharon? ¿Aceptarías que te gusta?
―No.
Ella rió y su risa burlona me incomodó.
―Claro, porque si no fuera novio de Sharon, quizá no lo hubieras conocido-pensó.
―No me gusta Alonso-dije, tajante.
―Repítelo hasta que te lo creas, porque a mí no me engañas-me sonrió-.
―¡Guarda silencio!
―¿Por qué? Nadie puede oírnos, sólo estamos tú y yo. Si aceptas que Alonso te gusta, dejaré de molestarte.
―No-me crucé de brazos.
―Como quieras-se encogió de hombros-. A fin de cuentas para eso estoy yo.
―No sé de quién seas la otra parte, porque de mí no.
―Como digas-manoteó restándole importancia a mi comentario-. Pero ten en cuenta que yo, sí acepto que Alonso me gusta y no olvides que sí soy parte de ti.
El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Bryan y salí disparada de la cama para bañarme y vestirme.
Salí entonces a buscar a Bryan pasadas de las nueve treinta, y como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro de ángel me alegró la mañana.
―Hola-me saludó.
―Hola.
―¿Lista para irnos?
―Claro.
Enredé mi brazo al suyo y nos encaminamos a su mustang antiguo, color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.
―¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Quién no querías que te oyera?-me preguntó.
Solté una delicada risita tonta, y sentí que enrojecí un poco.
―Sharon y Al... Alonso.
―¿Por qué? Déjame adivinar, las especulaciones de Sharon-rió.
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Manual de lo prohibido |Alonso Villalpando Fanfic| Adaptación
Fanfiction>> A veces lo que más deseas es lo que no puedes tener<< Dos amigas. Un perfecto chico. |Adaptación|