TWO ☆

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"Te vi y perdí el calibre, abrí la jaula y me olvidé de cómo ser libre..."

La rutina en ambos era la misma y ninguno tenía idea de cuándo terminaría.

En cierta parte los dos disfrutaban que el fin de semana llegase para poder tenerse en cierta forma.

Pero viendo la otra cara de la moneda, para Jack era grato que Finn lo buscara a él pero a algo dentro de si le trastornaba que solo fuesen cosas pasajeras.

Los sentimientos existen y no habría ningún inconveniente si alguno de los dos no se acobardara para hablar acerca de ello entre semana cuando se veían en la universidad.

Una vez más Jack caminaba por el pasillo de su casa mientras el reloj de su pared marcaba las tres y media de la madrugada.

Se tallaba los ojos con sus manos y se mentalizaba para una vez más volver a tener cara a cara al mismo chico de siempre.

Como era de costumbre, se puso de puntitas para poder ver por la mirilla de la puerta y tras confirmar lo evidente le comenzó a quitar los pestillos a la puerta.

Finn se encontraba con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y su nariz estaba un tanto rojiza debido al frío viento que probablemente hacía afuera.

El castaño se recargó en el marco de la puerta y lo observó con los brazos cruzados.

—Hey...—. Le saludó el azabache mientras le regalaba una pequeña sonrisa sabiendo perfectamente que esa era una de las miles de debilidades de Jack.

Y así fue solamente que el castaño quiso ocultar toda su euforia y no parecer extraño frente a su amigo con quien a veces compartía momentos.

Detestaba interpretar el papel del típico chico enamorado y no correspondido pero a decir verdad tampoco se esforzaba en hacer mucho por cambiarlo.

—Hola...—. Finalmente le respondió de vuelta.

—¿Puedo...?—. Estuvo a punto de preguntar lo mismo de siempre pero el castaño fue más rápido y le interrumpió.

—Sí, si puedes.

Finn le volvió a sonreír y no tuvo ningún inconveniente en acercársele y depositar un beso en la mejilla de Jack tomándole un poco por sorpresa.

Inmediatamente la cara se le calentó al castaño pero gracias a que todo el ambiente estaba en plena oscuridad no se pudo distinguir con facilidad y más considerando el estado en el que Finn estaba en esos momentos.

En ese momento Jack fue capaz de captar el clásico olor a vodka desprendiendo de Finn pero una vez más las cosas no le interesaron y dejó todo como estaba.

Al fin y al cabo ese solo era otro sábado más en el que Finn había logrado entrar a su casa, a su cama y a sus pensamientos.

okupa ; fack ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora