"Somos inmortales cuando nos miramos fijo..."
Las cosas no son sencillas, para Jack llegar a la universidad y volver a encontrarse cara a cara con Finn era como un reto en cada lunes que pasaba.
Ambos siempre intentaban hablarse y tratarse de forma normal, como cualquier otros amigos que jamás hubiesen tenido algo que ver entre sí pero al principio las cosas no eran tan simples como esperaban.
Tras finalizar su tercera clase del día ambos salieron juntos del aula con intención de ir por algo de comer a la cafetería.
Caminaban a la par pero iban en silencio, cada quien estaba en su mundo aunque muy probablemente los dos estaban pensando en lo mismo.
Exactamente así de extraños e incómodos eran los lunes en sus vidas. A las primeras horas de clase el silencio, las manos sudorosas y las mejillas coloreadas de rojo debido a la vergüenza se apoderaban de ambos pero con el transcurso del día la confianza se iba volviendo a generar poco a poco y el asunto de siempre se comenzaba a olvidar.
Ya cuando la hora de la salida estaba presente las cosas volvían a la normalidad y una vez más Finn y Jack terminaban siendo los mismos amigos de siempre hasta que el sábado llegaba y evidentemente el mismo ciclo se volvía a repetir el lunes por la mañana tras encontrarse una vez más en los pasillos de la escuela.
—Hmmm, ¿qué vas a comer hoy?—. La voz de a Finn fue la encargada de romper el hielo en esa ocasión.
Jack apretó sus labios y dio un profundo respiro antes de responder a aquella tan simple pregunta.
—No lo sé...—. Murmuró y al instante se aclaró la garganta para dejar de parecer tan cohibido al frente suyo. —Tal vez solo beberé un café y ya está, no tengo mucha hambre.
Finn solo asintió y al instante pasó su vista a sus pies.
Sus manos metidas en los bolsillos, su mirada agachada, su cara coloreándose de carmesí. Finn estaba nervioso o tal vez un poco incómodo y para varear era pésimo ocultándolo.
En algún momento de su camino hacia la cafetería sus manos se rozaron por accidente causando que ambos se voltearan a ver y sus miradas se conectaran de alguna forma.
Tristemente esa conexión duró poco puesto que al instante voltearon hacia otro lado e hicieron como si nada hubiese sucedido.
Jack ya estaba harto de esa tensión tan extraña creada meramente por no saber cómo tocar los temas de manera adecuada por lo cual sin pensarlo le tomó del brazo a Finn impidiendo que continuara caminando y obligándolo a verle para averiguar qué sucedía.
Pero fue ahí cuando las palabras se le olvidaron al instante con solo verle a los ojos.
Una vez más se tenían frente a frente mirándose fijo como si todo dependiese de esa simple acción.
El castaño abrió la boca con intención de empezar a hablar y Finn estaba dispuesto a escucharle con atención puesto que su mente ya se imaginaba un poco de que se trataba y muy en el fondo también deseaba que el tema se tocara pero se rehusaba a ser él quien comenzara.
Muy tristemente fue así como al final ninguno de los dos se atrevió a hablarse y tan solo estaban ahí mirándose a mitad del pasillo de la universidad.
Una vez más la cara de Jack se le comenzó a calentar y fue ahí cuando tan solo se dedicó a soltarle del brazo con brusquedad y su cabeza negó varias veces con insistencia.
—Lo siento, debo ir al baño...—. Fue lo único que salió de su garganta y seguido de esto Jack salió disparado en dirección opuesta con los ojos a punto de estallarle en miles de lagrimas llenas de frustración.
Por otra parte Finn no le dijo nada, probablemente quiso hacerlo pero no supo qué palabras usar y por ende también acabó odiándose a si mismo por ser tan cobarde ante ciertas situaciones.
Los dos eran débiles frente al otro y no sabían cómo afrontarlo.
Más sin embargo lo único que si sabían de antemano era el notable efecto que se tenían con solo una mirada.
Y todo eso sin necesidad de probar ninguna gota de alcohol.
