↬ᴘᴏᴇᴍꜱ ᴀɴ ꜱᴏᴜʟ🌙 [ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋ]

ꜰᴇᴇʟɪɴɢꜱ

— ¿Aceptas salir conmigo? No, eso suena muy simple. –Se escuchó un carraspeo. — ¿Kookie, te gustaría salir conmigo esta noche? Creo que eso fue mejor. –Se dijo mientras se miraba en el espejo.

—Patético. –Se escuchó una voz burlona. —El gran Praedo no sabe cómo invitar a salir al chico por el que lleva suspirando durante años.

—Cállate, JiMin. –Gruñó el más alto.

—Solo digo que debes ser tú mismo. Kookie me dijo que su cita con el abogado Kim no había salido muy bien, así que es tu oportunidad hermano. –Alentó el peli naranja.

— ¿No crees que sería muy sospechoso si lo invito a salir? –Cuestionó.

—Siempre lo haz hecho, no creo que encuentre alguna diferencia.

—Sí, pero... –El azabache se miró al espejo nuevamente.

— ¿Planeas declarar tus sentimientos? –Observó el menor al ver el semblante afligido de su hermano.

—Sí... –Contestó con pesar.

—Sabes que Kookie me cae de maravilla... Pero que se involucren sentimentalmente, lo pone en peligro. Jin, si vas a hacerlo, debes darle una mayor protección, Kook no tiene nada que ver con nosotros, pero eso, al enemigo no le importará.

—Crees que si le digo la verdad... ¿Kook me abandone? –Preguntó mirando una foto de ellos cuando eran adolescentes.

—No. –Respondió firme. —Kookie te ama. Le brillan esos lindos ojitos marrones cada vez que te mira. Es obvio que también le gustas.

— ¿A quién le gustas, SeokJin?

Los hermanos brincaron asustados cuando escucharon la dulce voz del menor en la puerta de la habitación del pelinegro.

JungKook observaba a ambos con su expresión neutra, esperando una respuesta, pues saber que alguien más gustaba de su Jinnie; le había dejado un ardor en el estómago.

—Eh... No Kookie, escuchaste mal. –Habló el peli naranja. —Yo me refería a que... Eh... –Miró a su hermano unos segundos. —A qué; Jin le gusta al perro de NaYeon. Sí, eso era.

— ¿NaYeon tiene un perro? Que yo sepa es alérgica al pelo de los animales. –Contradijo cruzando sus brazos y mirándolos con una de sus cejas alzada.

NaYeon era la prima de siete años de los hermanos Kim.

Los cuales se miraron nerviosos.

— ¡Sí, ya voy papá! –Gritó de repente el más bajo de todos y salió casi corriendo por la puerta.

Jin miró a su hermano huir como un cobarde y en su mente lo maldijo mil veces.

— ¿Y bien? –Insistió el azabache acercándose al mayor con paso firme.

Jin observaba esos ojos marrones que le dirigían una mirada intensa.

Por Dios, JungKook sin proponérselo era muy sexy.

— ¿Quieres salir a cenar conmigo esta noche? –Le preguntó después de algunos minutos de solo mirarse.

Kook parpadeó. Eso no se lo esperaba.

—Oh... Claro, eso me gustaría mucho. –Concedió con una pequeña sonrisa.

Kim lo tomó suavemente por la cintura y lo abrazó, rogando porque olvidara la pregunta de antes.

—Bien, entonces saldremos a las ocho, ya reservé el lugar. –Murmuró contra su oído.

—Oki... –Alcanzó a responder.

JungKook estaba embriagado en el aroma del mayor, frotaba su nariz contra su cuello. Le encantaba abrazarlo, le encantaba acariciar su nuca.

Y no quería que nadie más tuviera ese privilegio.

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Llámame egoísta, llámame controlador.

Pero solo yo quiero ser el dueño de tu amor.

Solo yo quiero sentir lo que tu frágil corazón oculta bajo ese duro caparazón.

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