Caminé hasta la cafetería, tenía mucha hambre, sobé mi estómago e hice un puchero al ver que estaba cerrada "por actividad interna" según lo que plasmaba el papel que estaba en la puerta.
— ¡No! — Grité. — ¡Esto es muy injusto! — Todos a mi alrededor me miraban y reían, algunos me miraban con pena y otros veían su comida y luego hacia mí como si no supieran que hacer. — ¿Qué? ¿Es que nunca han visto a alguien con hambre? — Exclamé y casi inmediatamente todos giraron y continuaron conversando, yo, por mi parte, empecé a caminar resignada hacia mi siguiente clase, la cual era nada más y nada menos que Educación Física. — ¡Gracias Destino! ¡Eres tan amable! — Exclamé con tono sarcástico recibiendo algunas miradas.
Rodé los ojos y seguí caminando hasta entrar a la instalación deportiva, porque sí, este lugar tenía otro edificio sólo para esa asignatura. Caminé hasta los vestuarios y tomé mi uniforme, me adentré en uno de los vestidores y procedí a cambiarme. El uniforme era simple, un suéter manga corta azul marino con el logo de la institución y unos pantalones negros con las tradicionales rayas blancas en los laterales de como tres dedos arriba de la rodilla.
Luego de realizada dicha acción me dirigí al centro del lugar donde ya estaban casi todos mis compañeros.
Mi estómago rugió y lo sobé lentamente.
— ¡Qué malo eres Destino! ¡Cuando te vea, si es que eres valiente para hacerme frente, te las verás conmigo! ¡La comida no se niega! — Grité al viento, olvidando, por un instante que la mayoría de mis compañeros se encontraban ahí, hasta que escuché que uno de ellos soltó una carcajada y luego fue seguida por la de los demás. Hice un puchero y los apunté con el dedo. — ¡Ingratos! ¡Rían ahora porque después no podrán, cuando tenga tanta hambre que hasta empiece a comérmelos a todos ustedes! — Exclamé con una expresión seria.
Al parecer todos se lo creyeron porque pararon de reír e hicieron muecas de horror, esta vez la que rio fui yo siendo seguida por todos. Iba a continuar hablando, pero fui interrumpida cuando la profesora entró junto con su compañero.
—Buenos días, estudiantes. — Dijo y todos formamos una fila y exclamamos la respuesta al unísono. — Hoy les haremos una prueba de resistencia. — Mencionó causando que soltara un gruñido cargado de frustración.
— ¿En serio? — Susurré mirando al cielo, la chica que se encontraba a mi lado - la cual reconocí como Catherine, una compañera de biología- soltó una pequeña risa. Le lancé una mirada cargada de odio y volví a prestarle atención a la profesora.
—Empezaremos dando 5 vueltas a la cancha, luego haremos 20 lagartijas y por último tomaremos una de las bicicletas ubicadas allí. — Señaló el lugar donde se encontraban. — Y daremos 10 vueltas al centro. - Dijo y todos mis compañeros empezaron a quejarse. — Sin excepciones. —Catherine, a mi lado, levantó la mano. — ¿Si señorita Fiore?
—Profe, podría por favor hacer una pequeñísima excepción con Annie. — Dijo mirándola apenada, yo abrí los ojos grandemente sorprendida. — Es que aún no ha desayunado y creo que su resistencia no será muy buena. — Murmuró y ella le dio una sonrisa, no es por presumir, pero yo era la mejor de su clase así que estaba casi segura de que haría la excepción.
—No hay problema, señorita Fiore. — Dijo. — Annie. — Miré a Catherine y le sonreí agradecida. —Dirígete a la oficina de maestros ahí está mi mochila, hay dos sándwiches, me dijeron que la cafetería estará cerrada, así que supongo que no encontrarás nada ahí, así que puedes tomarlos. — Explicó y yo asentí.
— ¡Gracias! — Me lancé a abrazarla. — Sei la mia salvezza! (Eres mi salvación). — Exclamé hacia Catherine causando que soltara una risa. — ¡Te adoro! — Me despedí con la mano y caminé hacia la sala de profesores.
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El Destino De Annie Williams [ND#1✔]
Fantasy¿Qué pasaría si tu destino estuviera en manos de la persona que más odias? Annie Williams vive en Destination World un mundo en donde una persona desconocida escribe tu destino por ti. Annie tratará de conseguir el cuaderno de su destino pase lo...