Llegó a un rincón del pasillo que llevaba hasta una puerta custodiada por un guardia con largas lanzas. El filo de éstas reflejaba las antorchas que tenía al lado. Eran el único guardián que no rondaban por el recinto por lo que Jongin dedujo que su preciado tesoro se encontraba tras aquella puerta. Pero la vigilancia parecía férrea.
Atento, Jongin arrojó una de las lámparas al otro lado del pasillo para que el guardia se acercara.
Se acercó para ver que estaba sucediendo y fue ese el instante que aprovechó Jongin para acercarse como la brisa, abrir la puerta con sigilo y cerrarla a su espalda. Ignoraba si la puerta estaría trancada o si las bisagras chirriarían.
Sabiéndose invisible, Jongin prestó atención a la oscura estancia donde se hallaba. Sus ojos se acostumbraron a las sombras con rapidez y distinguió un pequeño baúl junto a un gran dosel en un extremo de la estancia cuadrangular y una gran columna marmolea en el centro.
Jongin contuvo la respiración mientras la joven lo estudiaba con una mirada más curiosa que asustada, a juzgar por sus ojos entornados.
— Creí que no vendrías
— Lo prometí. Yo no rompo mis promesas
La joven se alejó de él sin desviar la vista un instante arrodillándose al pie de la cama. Jongin advirtió que estaba completamente desnuda. Una larga cabellera de pelo castaño y ondulado que brillaba a luz de la ventana contrastaba con su nívea piel. Su cuerpo era una sucesión de curvas sensuales que comenzaban en unos pómulos marcados y seguían por unos labios carnosos y anaranjados que dibujaban una sonrisa calmada en su rostro. Sus hombros redondeados delimitaban unos brazos pesados que enmarcaban unos pechos generosos coronados por abultados y sonrosados pezones. Su cintura estrecha daba paso a unas caderas rotundas en cuyo centro anidaba una gruesa mata de vello oscuro del que nacían unos muslos firmes que terminaban en unas rodillas de fina piel.
— Princesa, si estoy aquí es para decirle de una vez por todas que me deje. ¿Qué es lo que planea su desquiciada cabeza?
—No me mires de esa forma como si yo tuviera la culpa de todo, al venir aquí significa que te importo
—Imposible
—No niegues lo que es obvio ante mis ojos
—Princesa
—Tú, mi ángel más oscuro, de álgida piel hazme tuya—
Jongin no pudo reprimir su excitación que se manifestó en el amplio bulto que amenazaba con reventar su taparrabos y en su respiración de normal inadvertida y ahora incontrolada y ruidosa. Tragó saliva con dificultad y un pensamiento oscuro iba creciendo en él y le hacía olvidar su lógica huida. Le subyugaba la mirada en aquel rostro inocente y aquel cuerpo forjado para el pecado que despertaba sus más atávicos instintos.
Los ojos de la joven obnubilaban la mente de Jongin. Jamás había contemplado unas pupilas de color tan oscuro, indistinguibles del iris.
Las manos de la joven jugaron con los mechones de su cabello enrollándolos entre sus dedo sin desviar la mirada del sexo del guerrero. Jongin sentía que su corazón palpitaba con frenesí contemplando el sensual espectáculo que la joven le estaba ofreciendo de forma pasiva y cuando ella se humedeció sus labios anaranjados y la punta de su rojiza lengua llegó a la comisura se sintió desfallecer y perder el poco seso que le ataba a este mundo.
Volvió la mirada a los ojos de Jongin con una expresión risueña e inocente en su rostro y se sentó junto a la almohada con las piernas recogidas y exponiendo su sexo.
—Así con la sutil violencia de la luz depravada, te haré mi esclava, mi víctima y mi posesión, porque así es mi amor, donde yo llevo el control.
Jongin se despojó de su atuendo. Suspiró de alivio cuando su miembro se liberó de la prisión y toda su largura se manifestó.
Se encaramó al dosel arrodillándose entre las piernas de la joven y la besó en los labios hundiendo sus dedos en su espesa cabellera. El sabor del interior de su boca le recordó al melón maduro, dulce y jugoso. Sus lenguas danzaron en el interior de sus bocas mientras los dedos de Jongin recorrían los sedosos y ondulantes mechones de Jennie.
Las manos de Jongin atraparon los pechos de la joven y sintió en las palmas sus abultados y duros pezones. Amasó la carne intentando abarcar en cada mano toda la extensión del pecho pero era una tarea dulcemente absurda y apretaba los dedos hundiendo las uñas en la maleable carne. Mientras tanto la joven iba aumentado el ritmo de estimulación de su miembro que provocaba en Kai el estallido de pequeñas cimas de placer.
—Princesa
—Jennie, quiero que digas mi nombre
Sintiendo la urgencia de la inminente eyaculación liberó a su miembro de la mano y haciendo sus caderas arrastró a la joven acercando sus sexos. Hundió su miembro y ahogó un gemido mordiéndose el labio inferior mientras Jongin apretaba los labios, gruñendo de placer.
A los pocos empellones Jongin no pudo reprimir un estallido de placer que le recorrió y su simiente espesa fue descargada en el interior de la joven. Esta, por su parte, atenazó con sus piernas el trasero del guerrero impidiendo la salida del miembro de su interior, acogiendo hasta la última gota del fluido masculino.
—Jennie, oh dulce Jennie— Gimió a su oído.
El deseo era tan grande en Kai al contemplar los ojos vidriosos y la saliva aflorar en las comisuras de los labios de Jennie que su miembro recuperó con rapidez el vigor necesario para continuar con la fornicación.
El acto se prolongó en varias posiciones y sólo se detenían para recuperar el resuello y continuar con más ardor en sus goces. Jennie pareció adivinar la urgencia de no provocar ningún ruido y mantuvo el silencio mientras Jongin horadaba su interior con maestría.
El pecaminoso cuerpo de la joven enardecía al guerrero que recuperaba la pasión necesaria para continuar la danza o solicitaba a la muchacha su colaboración enterrando su miembro en su boca. El sudor de ambos empapaba las sábanas y el perfume del sexo enturbiaba el aroma a jazmín y sándalo que antes inundaba la estancia.
En cansancio era mitigado con besos, la sed con ardiente saliva espesa y el hambre con leche agria y salada.
El reino de la noche tocaba a su fin y una claridad más penetrante iba invadiendo la estancia.
"La tentación más prohibida de magna lujuria y voluptuosidad. La atracción que así exhibida su inocencia y obscenidad."
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Aphrodite ››Jenkai‹‹ +18
Short Story𝐀𝐏𝐇𝐑𝐎𝐃𝐈𝐓𝐄 | "Admirad Ares, al hijo nacido de tu costilla caer ante la tentación como un simple y sucio mortal. Reposando colgado cual esclavo indefenso ante un gustoso castigo" -OBRA ORIGINAL- 🍃 Jenk...