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— Admirad Ares, al hijo nacido de tu costilla caer ante la tentación como un simple y sucio mortal

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— Admirad Ares, al hijo nacido de tu costilla caer ante la tentación como un simple y sucio mortal. Reposando colgado cual esclavo
indefenso ante un gustoso castigo.

— Solo sucias fantasías que deleitan sus sentidos, placeres sexuales sin lazos afectivos.

— Equivocado estás si lo crees sin lazos afectivos. Tu hijo prodigio caerá próximo al averno y seré el primero en recibirlo—

Decepcionado, Ares miró a su hijo desde el Olimpo.
El castigo que este tendría será devastador.

+

Las ninfas era divinidades menores o espíritus de la naturaleza, a las que se representaban como jóvenes  y hermosas doncellas; eran ellas quienes  cuidaban a la menor de las princesas  cuando Jennie paseaba por los jardines del palacio.

—¿Qué es lo que piensa mi princesa?—

El destello en su mirada no la abandonaba desde esa noche que abandonó a Kai en sus aposentos. Su cuerpo se electrizaba cada vez que recordaba sus caricias donde el único testigo había sido la oscuridad misma.

—Nada importante debería pensar

Se alejó de ellas caminando por el césped hasta el límite de los jardines y antes de que pudiera cruzar, una de ellas tomó de su brazo impidiendo que fuera más allá.

Jennie alzó la mirada confundida notando que a escasos metros de ella se encontraba I Aréna, lugar donde los guerreros se preparaban para su próxima batalla. Su corazón latió desenfrenado con solo pensar que su amado se encontraba en ese lugar.

Las hijas del rey  tenían prohibido acercarse a I Aréna al menos que su padre estuviera presente y las ninfas tenían la obligación de cuidar de ellas.

—Princesa

—Lo lamento, no me di cuenta a donde me dirigía— Suspiró con temor de no volver a ver a su amado.

—Podría engañar a las demás ninfas, a sus hermanas, incluso a su padre, princesa mía, pero a mí no— Exclamó tomando con suavidad su mentón.

—¿Podre contar con tu discreción?

—Princesa mía, hable de lo que la consumé en su interior

—Quiero ver a mi amado

Abrió los ojos ante la sorpresa y asustada por las víboras que solían merodear a medio día por los jardines, adueñándose de los secretos y escupiéndolos como veneno a los demás, inspeccionó varias veces a su alrededor.

—¿Su amado se encuentra en I Aréna?— Esta asintió triste y antes de que una lágrima escapara de sus ojos y resbalara por su rostro, está la limpió. –No llore Jennie mía—

Aphrodite ››Jenkai‹‹ +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora