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-Joseph ¿Te has teñido el cabello? El color es hermoso- preguntó una de las tantas chicas que rodeaban al joven

-No, es natural- respondió tan amable como había sido desde que llegó, parecía que a este no le molestaba el hecho de tener tantas miradas encima de él

-¿Realmente eres estudiante de secundaria?- otra pregunta le llovió a Joseph, a pesar de haber respondido cientos de preguntas de las chicas a su al rededor, este seguía con una sonrisa

-Soy estudiante de segundo año- le respondió

-¡¿Un estudiante de segundo año?! Debes ser popular en tu escuela ¿Verdad?- habló la misma chica que momentos antes le había preguntado

Joseph solo soltó una pequeña risa, era la primera pregunta que no contestaba.

Por su parte Carl no podía evitar mirar al chico albino frente a él -¿Este es Lapin? Lapin es una persona muy cruel, debería ser más oscuro, más psicópata y más fuerte... Pero este chico es demasiado delicado y puro, parece un noble de clase alta-

El de cabellos platinados solo pudo apartar la mirada del contrario cuando su mirada se cruzó con la del menor recibiendo como respuesta una amable sonrisa la cuál fue ignorada por parte de Carl

-No es él- concluyó Carl dirigiendo su mirada hacia Vera la cuál había estado callada durante un largo tiempo, rápidamente Aesop se dio cuenta del motivo, la chica no dejaba de ver a Joseph de una manera que hacía que Aesop comenzará a ponerse celoso. Básicamente su novia se estaba comiendo con la mirada a Joseph

-¿Es en serio?- murmuró Aesop, estaba visiblemente molesto

Aquello no pasó desapercibido para Vera la cuál, al notar el enfado de su novio lo tomó del brazo acercándolo a ella y recostando su mejilla en el hombro de este -¿Estás celoso? Esta bien, solo te miraré a ti guapo-

Un mensaje llegó al celular de Carl, no tenía intenciones de ver qué decía pero al notar la imagen de perfil de la persona que lo había mandado decidió hacerlo, ya no era curiosidad, era necesidad

Lapin: la vida no es tan mala contigo ¿Verdad? Tu novia es bonita

Carl levantó la mirada de su celular solo para encontrarse con los ojos celestes de Joseph, él seguía con aquella dulce sonrisa que había tenido toda la noche

Aesop podía apreciar que Joseph estaba hablando con él pero no podía escuchar con exactitud que era lo que esté le decía sin embargo sabía lo que era.

Carl pudo escuchar su nombre repetidas veces y en silencio «Aesop» podía sentir una excitación extraña y engañosa, el encanto que arrastra a la gente, el terror. El sigue diciendo su nombre