Exilio Mental (Capítulo 2)

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Estoy aquí encerrado en esta celda donde solo se escucha el cantar de las aves. No hay ventanas, ni piso, ni barrotes, solo distingo una cámara digital en el extremo superior izquierdo, no sé quién me observa, ni mucho menos como llegue aquí.

He gritado más de mil veces auxilio pero al parecer nadie puede escucharme, no tengo noción del tiempo, no sé si es de día o de noche; golpeó la puerta desesperadamente pero es inútil.

¿Quien me había encerrado aquí y porque?

Maldigo una y otra vez a gran voz el porqué estoy aquí encerrado pero no sirve de nada, nadie me escucha, nadie me responde; parece un exilio mental.

Me siento a pensar que puedo hacer, miro el techo de la celda y descubro que solo hay iluminación por una bombilla que falla en ocasiones, pareciera como una imitación vana de cuando el cielo relampaguea.

De repente, en el lado opuesto de la puerta se abre una especie de compuerta, media como 12 pulgadas de largo y 6 pulgadas de ancho, en ella había una manzana, un banano y un poco de agua.

Estaba hambriento, corrí desesperado hacia donde estaban los alimentos y los tome en menos de un segundo, prácticamente los trague; mientras permaneció la compuerta abierta, gritaba.

¡Ayúdenme!

¡Sáquenme de aquí!

¡Auxilio!

Pero nadie respondía.

La duda invadía mi mente cada segundo, el calor comenzaba a agobiarme; gotas de sudor surcaban mi cara reflejando que la temperatura en la celda se estaba elevando, tanto que, comencé a desnudarme hasta quedarme con un short solamente para alivianar el calor que quedaba inmerso dentro de mi ropas.

Imagino que tengo como 4 horas aquí adentro sin contar el tiempo que estuve inconsciente; comencé a divagar, a cuestionarme.

¿que había hecho?

¿Con quién me había equivocado?

¿Porque estoy aquí?

¿Quién me estará haciendo esto?

La verdad, creo que es algo injusto e inmerecido lo que estoy pasando en este momento; el calor comienza a atontarme creo que el sueño me invade, tal vez esa sea la salida de esta pesadilla en la que estoy puesto que si es la realidad preferiría estar soñando.

Mientras dormía tuve un sueño extraño, soñé que estaba en una especie de oficina, camine hasta el escritorio donde había una computadora, estaba reproduciendo un video. En el video había alguien gritando.

¡Ayuda!

¡Sáquenme de aquí!

¡Auxilio!

Me acerqué con mucha curiosidad para ver mejor lo que se reproducía en la pantalla, me siento y observo determinadamente el video; es un hombre encerrado en una celda en donde solo hay una puerta. El hombre grita.

¡Déjenme salir!

¡Déjenme salir!

El hombre está muy sucio, descuidado, pareciera que tiene varios días encerrado ahí. Luego veo en él algo peculiar. Una cicatriz en la espalda igual a la que tengo desde niño. Me sorprendo y me paro súbitamente de la silla, me acerco para confirmar lo que no puedo creer, y en ese mismo instante el hombre se voltea hacia la cámara y grita:

¡Sáquenme de aquí!

Me pongo nervioso. Sudo. Y descubro que soy yo el que está encerrado. Una completa pesadilla, que al despertar se convertirá en realidad.

El cuervo y la GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora