♠️Quizás.♠️

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Año 2020, cafetería Tree Café.

—April es genial.—reconoció Ellis—Tú también lo eres.

—¿Yo?

—No cualquiera decide ser diseñadora gráfica en nuestro país. Eres única en ese sentido.

—No lo soy, hay muchos que han decidido lo mismo que yo y son felices.—aclaró ella tomando un sorbo de su vaso con agua.

—Pero no los conozco y yo a ti te conozco, Alexia, para mí eso te hace la única.

Por poco la chica se atraganta con su bebida, pero mantenía un vergonzoso rubor en sus mejillas.

El joven se sonrojó intensamente al darse cuenta de sus palabras. Cuando estaba con su ex compañera los halagos salían con naturalidad y confianza. Ellis ocultó su rostro fingiendo revisar el menú.

Alexia intentando cambiar el tema, dijo:—No muchos políticos me caen tan bien como tú.

El joven rió sin poder evitarlo. Alexia algo confundida también rió, aunque no sabía el porqué en ese momento no importaba.

Siempre había sido fácil entre ellos. Las conversaciones podían pasar de las ex novias de Ellis al gallo de Alexia sin que se dieran cuenta. Las risas eran las principales protagonistas en su secundaria y eso no parecía haber cambiado demasiado.

—A nadie les cae bien los políticos, Alexia.

—Pero no los conozco y yo a ti te conozco, Ellis, para mí eso te hace el único.—repitió ella tratando de bromear.

Pero al analizar sus palabras, ella notó que es exactamente lo que pensaba y eso la abrumó. El pensamiento era incluso algo romántico sin llegar a ser demasiado.

Eso creía Alexia.

—Creo que tengo que irme.—declaró ella con nerviosismo.

—Claro, entiendo...—contestó Ellis un poco decepcionado.

Alexia se arrepintió de sus palabras al ver el rostro del azabache. La mirada de Ellis bajó a la mesa de madera e hizo una pequeña mueca de desilusión.

La chica se levantó del asiento despidiéndose. Caminó unos par de pasos con sus zapatos de tacón, pero se detuvo.

No podía ser tan cruel con él. No después de haber hablado de cosas importantes con Ellis. No luego de descubrir una parte desconocida de él. Un amigo confiable y sincero.

Volteó y mirando directamente a los ojos de Ellis, propuso:—Quizás, podemos vernos más tarde. No sé si tú quieres...

El azabache se mostró sorprendido, pero eso no impidió que sonriera y respondiera:—Quizás podamos ir a una fiesta.

—Quizás diga que sí.

—Quizás vaya a recogerte esta noche.

—Quizás nos veamos más tarde.

Entonces Alexia salió de la cafetería con  una leve sonrisa, hasta que sintió una cálida mano sujetando su delgada muñeca.

Siguió su mirada por sus brazos hasta llegar al rostro de Ellis, quien la miraba con un nuevo brillo en los ojos.

Él mordió sus labios dudoso antes de preguntar:—¿Debo prepararme para algo impresionante?

—Quizás.

Y luego simplemente se fue con sus tacones resonando por la ajetreada ciudad de Lima.

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Alguien llamado amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora