♠️¿Qué estamos haciendo?♠️

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Año 2020...

Alexia se sonrojó intensamente mientras veía a Ellis hablar entre risas con su abuela Stella.

La chica respiró profundamente a la vez que tomaba un pequeño cóctel de maracuyá. No entendía por que se sentía tan acalorada, quizás eran los diez cócteles que había bebido o tal vez el hecho que Ellis no parecía inquieto por besarla en la mejilla.

Quizás Alexia exageraba, así que decidió beber otro cóctel para manejar sus nervios.

El azabache se acercó a ella con una sonrisa que achinaba sus ojos. Alexia tragó saliva al pensar en el brillo inusual de estos.

—Mi abuela cree que debemos ir a una verdadera fiesta de jóvenes adultos.

—Vamos entonces.

La pelinegra se sorprendió de sus palabras, pero no se arrepintió de ellas.

Ellis se veía igual de impresionado y la miró lentamente. En especial a sus mejillas calientes.

—¿Segura?—preguntó entre dudoso y divertido—. No sé si es tu tipo de fiestas.

—Totalmente.—susurró ella en respuesta.

Lo próximo que hizo la pareja fue despedirse de Stella. La anciana al ver a los jóvenes salir de la estancia solo sonrió con picardía. Ella alegremente se dijo a sí misma:—Quizás de verdad pase algo interesante.

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Alexia se sacó los tacones y sintió la arena bajo los dedos de sus pies. Era cálida y cómoda, pensó.

Ellis visualizó las estrellas brillantes del cielo nocturno y las comparó brevemente con la brillantina del vestido negro de su amiga. Él había salido con chicas antes, pero fue sincero consigo mismo en ese momento.

Nunca en su vida vio a una mujer mejor con un vestido negro y tacones grises.

—¿Una playa?—cuestionó Alexia acercándose a la orilla.

El agua acarició sus pies. Ella notó lo fría que estaba, pero no se alejó. El viento helado agitó su cabello negro, sin embargo el calor estaba en sus poros.

—Hay una fiesta acá a unos metros.—explicó Ellis mientras se sentaba sobre la arena.—Si deseas podemos ir allí.

—No, aquí está bien. Tengo algo de calor.

El chico suspiró y remangó su camisa a los codos. La vio adentrarse más en el mar, pero sin resultar peligroso.

Alexia rió al no poder controlar su cabellera debido al fuerte viento. Tal vez el licor le hizo valiente, así que con sus pies salpicó agua a su amigo.

Ellis se carcajeó y siguiéndole el juego se despojó de sus zapatillas y medias, y entró al agua.

Se atacaron entre risas. Recordaron su juventud y lo divertida que fue, las bromas y también las cosas tristes.

Para cuando finalizaron estaban completamente empapados. Ambos lanzaron una profunda exhalación produciendo un vaho en el aire y luego simplemente se rieron de ellos mismos.

La camisa de Ellis se apegaba a su pecho y espalda resaltando sus músculos ahora formados, no como antes que solo parecían huesos. Su cabellera azabache estaba mojada en su frente y en sus labios sintió unas pequeñas gotas que caían desde estas.

Él dirigió su mirada a Alexia que estaba igual o peor.  Las mejillas de la muchacha estaban rojas y su vestido se pegaba vergonzosamente sobre su cuerpo. Eso no le importó, el temor no la consumió por que estaba con Ellis y tal vez por los cócteles que ingirió.

Alguien llamado amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora