Este OS es un poco largo y contiene R18 Bakushima. El día 5 también será un poco largo aunque no tanto como este.
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El cuarto no era muy grande, Por lo que creaba una atmósfera más íntima para los dos hombres que se encontraban recostados en la cama -un colchón con un poco de polvo- del rubio mientras este repartía caricias y besos húmedos a lo largo del cuerpo semidesnudo de su acompañante pelirrojo el cual enredaba las piernas en la cintura del otro mientras movía la cadera para despertar su miembro. Katsuki gruñía ante esto dejando unos cuantos chupetones en el pecho de Kirishima mientras le quitaba el pantalón dejándolo en boxers.
Y era entendible, ¿Qué otra cosa podrías hacer en el apocalipsis junto a tu pareja, bueno, aparte de correr por sus vidas y dispararles a humanos sin cerebro que querían devorar sus extremidades?
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Bakugou había vivido en ese mundo desde los trece años, todo gracias a un experimento fallido del país vecino para intentar curar un virus, que al principio parecía inofensivo pero que luego te mataba desde dentro destruyendo tus pulmones, mientras se hacía pasar por una gripe.
En fin, gracias a este virus los que intentaban curarlo comenzaron las pruebas en humanos, fue todo un éxito y los demás países les pidieron el ANTICO-VID pero, este tenía una falla y al mes se reportaron casos a nivel mundial de personas que habían perdido la conciencia y actuaban como salvajes destruyendo todo a su paso, infectando a otros mediante una mordida.
Los padres de Bakugou fueron víctimas de estos, por lo que Katsuki se vio obligado a vagar por las ciudades abandonadas sin nada más que una mochila con un par de provisiones y ropa escondiéndose de los infectados, odiaba hacer eso, se sentía impotente al darse cuenta de que no podía hacer nada, pero era eso o morir sabiendo que sus progenitores se habían sacrificado por él, lo positivo era que había aprendido a sobrevivir por su cuenta, allanando casas y centros comerciales, valía la pena si conseguía refugio y comida, y fue en uno de esos centros ya alejados de la ciudad que se encontró con Best Jeanist, un ex instructor de defensa personal con un gran sentido de la moda que lo acogió y le brindo los recursos para dirigirse a La Capital.
