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JiMin y JungKook habían vuelto de su viaje.

JiMin había entrado a su hogar, su madre le había recibido con los brazos abiertos. Después de un abrazo cariñoso y cálido, el de cabellos rubios habló.

— ¿Dónde está papá? — Se aventuró a preguntar el menor, temía de la repuesta en cierto modo.

—Él no volverá a esta casa, mi amor. Jamás tendrás que volver a verlo, lo prometo.

JiMin soltó unas pequeñas lágrimas, pero no de tristeza ni lástima por aquel engendro, eran lágrimas de alivio. Sabía que ahora estaba a salvo, a JungKook le alegraría escuchar la noticia.

Luego de aquel suceso, JiMin era más feliz.

Para cuando JungKook ya tenía su mayoría de edad, con 18 años, el único regalo que le pidió a JiMin fue que aceptara su propuesta.

—Minnie, tengo algo que quiero decirte hace mucho.

— ¿Pasó algo, JungKookie?

JiMin comía chocolates mientras veían una película. El collar con el dije del pequeño pingüino jamás abandonaba el cuello del menor.

Tenía toda su boquita sucia con la sustancia dulce, JungKook se rió y se sentó en la cama con un aire avergonzado. Seguido, se puso de pie, buscando algo para limpiar el rostro del otro.

Mientras realizaba esta última acción, habló, sentándose frente a JiMin.

— ¿Tu sabías que te quiero mucho, verdad? También sabes que hace unos días fue mi cumpleaños...

—Sip, sip. JungKookie, yo también te quiero.

—Bueno, pero yo te quiero más. Y por eso mismo, quiero pedirte algo.

— ¿Qué cosa?

JiMin se sonrojó un poquito por la cercanía que estaba tomando el mayor.

Sus frentes llegaron a estar juntas, sus flequillos se mezclaron. El cabello de JungKook aclarando un castaño de temporada, el cabello de JiMin con el mismo color rubio oscuro de siempre.

—Quiero que seas mi novio, quiero compartir mi futuro contigo. Cuidarte, estar contigo siempre como ahora.

—JungKookie...

Un beso fue compartido por ambos chicos, más largo que todos los anteriores, pero sin dejar la esencia inocente de siempre. Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligados a separarse ante la reacción divertida de JiMin, su jocosa risa y un asentimiento que hizo que JungKook sintiera cosquillas.

 Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligados a separarse ante la reacción divertida de JiMin, su jocosa risa y un asentimiento que hizo que JungKook sintiera cosquillas

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Cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.

Pasitos De Pingüino 펭귄 "Kookmin"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora