Frenesí

XI

Hola preciosuras. Espero estén muy bien. 

 (Aclaraciones al final del capítulo). 

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― ¿Estás seguro de eso? ―la seriedad impregnaba su voz, la cual normalmente era jocosa―. De ser así, debemos tomar las medidas adecuadas. En estos momentos no podemos comunicarnos con Naruto, así que queda de parte de nosotros ver qué coño haremos.

Gaara asintió evitando mirarlo. Cuando finalmente conoció a Sai Shimura, le pareció que era un idiota. Había entrado a la habitación haciendo un chiste sobre penes, que si se lo preguntaban a él, no tenían ningún sentido.

No era para nada como lo había imaginado después de las cosas que soltó Ino cuando prometió presentárselo. De hecho, se imaginaba a alguien más serio, orgulloso y fuerte.

Pero el alfa era delgado ―atléticamente hablando― y con una mirada vacía. Su sonrisa, tan grande como parecía, carecía de alegría y sinceridad.

Era más como... un muñeco.

Gaara se preguntó internamente a si mismo porque estaba tan nervioso a su alrededor. Básicamente, había estado cerca de distintos alfas a lo largo de su vida. Inclusive, tuvo sexo con alguno de ellos, líder o no, era un omega que también tenía necesidades.

Debido a su estatus de nacimiento, siempre fue visto como una pieza a la cual cuidar. Cuando tomo el liderazgo de su manada, tuvo que luchar con fiereza, con uñas y dientes para demostrar que tenía lo que se necesitaba para mantener una manada unida y prospera. No fue fácil, fueron tiempos difíciles.

El hecho de tener a un animal legendario sellado en su interior era un plus que lo ayudo a la hora de defender su posición. Eso, más el apoyo de los diferentes líderes de la alianza a la cual pertenecía, le dio el respaldo necesario para hacerse valer.

Ser el líder de su manada tenía sus pros y sus contras. Detestaba que se dirigieran a él en ocasiones con título de Alfa. Era un Omega.

Y uno perfectamente capaz, pensó.

― ¿Gaara?

Parpadeando confundido por un segundo, finalmente fijo su mirada en las personas frente a él. Con la seriedad bailando en sus ojos aburridos, su cuñado, lo miraba con sincera preocupación. A su lado, Shimura lo miraba sin ninguna expresión. A su vez, Tsunade y Jiraya lo miraban con atención.

―Estoy completamente seguro de lo que les digo ―afirmó retomando el hilo―. Mi informante no miente. Al parecer, son un grupo bastante extenso que busca represalias por haber sido repudiados de nuestras manadas.

― ¡Pero eso es absurdo! ―atacó Tsunade con la voz pintada de firmeza―. Muchos de ellos fueron expulsados por el Shihai Tekina anterior, ¿Qué caso tiene ahora el venir a jodernos?

Shikamaru suspiro.

―Debido a que Kushina era la Shihai Tekina anterior y Naruto ahora ocupa ese puesto dice mucho, Tsunade. Lógicamente quieren venganza. No pudieron hacerlo con Kushina, ahora lo intentaran con su hijo.

―Lo intentaran y fracasaran ―se burlo Sai―. Como si esos imbéciles pudieran internarse en nuestra manada sin que les arranquemos la garganta en el proceso.

―Esa no es la cuestión, Shimura ―se apresuro a agregar. Internamente, estaba ansioso de mantener una ligera conversación con el hombre―. Pensemos en lo que paso con Sarutobi, es posible que ambos casos estén conectados.

Se hizo un espeso silencio que fue roto por Jiraya. Se había mantenido al margen de la conversación y finalmente opto por incluirse.

―Se un poco más especifico, niño. ¿Qué te dijo exactamente tu informante?