The Purge (Doce Horas Para Sobrevivir) ~Malec~(TERMINADA)

Capitulo 5

Tercera hora de la depuración.

-Tranquilos niños-susurró Batari en un intento de controlar el temblor del cuerpo de sus hijos.

Los tres se encontraban escondidos en el armario de Batari en un vago intento de escondite, esperando que los tipos que se encontraban afuera, rebuscando su casa no los encontraran.

-Shhhh, mamá está aquí-los apretó en su pecho al escuchar como los pasos se acercaban hacia donde estaban.

Cuando menos lo esperaron y sin verlo venir. La puerta del armario donde se encontraban fue abierta de forma abrupta exaltando a los escondidos.

Varios tipos con cascos, chalecos anti balas, y cubiertos de arriba abajo por un traje negro se encontraban apuntandolos.

-Tenemos a tres más para su cazeria-murmuró alguien por un radio walkie tokie.

Los enmascarados tomaron por los hombros a Magnus y comenzaron a sacarlo a base de halones donde estaban.

-No, ¡alto!-comenzó a forcejear Batari intentado llegar a sus hijos-¡dejenlos en paz!-siguió gritando esperando que los hombres la escucharan almenos.

-¡Mamá!...¡sueltenos!.

Magnus en un intento desesperado por detener todo esto. Comenzó a gritar como nunca en su vida lo había echo, aferrandose a un poste de luz con todas sus fuerzas, sus pequeños brazos se enlazaron alrededor del poste como un pequeño se aferraría a un oso de peluche. El tipo halaba de su pierna intentado separarlo del poste, consiguiendolo a lo segundo y tirandolo al piso con demasiada fuerza.

Magnus soltó un quejido de puro dolor mirando como su alrededor daba varias vueltas y su cabeza punzaba por el fuerte golpe y la sacudida. Tomaron sus cabellos arrastrandolo hasta lo que parecía un camión de carga todo pintando de negro y blindado.

Uno de los guardia tocó la puerta esperando a que la puerta del camión abriera y pudieran meterlos dentro.

Magnus mantenía la vista enfocada en el bastardo que lo tenía agarrado tan fuerte de la mandibula, pareciera que se la quisiera quebrar de tanta presión que estaba ejerciendo.

Justo al momento donde la puerta del camión estaba abriendose totalmente. Un disparo hizo eco por toda la carretera vacía, dandole justo al tipo que se encontraba dentro del camión. Todos los demás enmascarados se asustaron y empezaron a buscar a los responsable de aquello, ignorando la presencia de los otros tres.

Batari tomó a sus hijos y corrió con ellos detras del camión, protegiendose de los disparos que se estaban tomando toda la carretera.

-Bien-miró a sus hijos preocupada-es hora de salir de aquí-los dos menores asintieron seguiendo todo lo que su madre hiciera.

Cuando los disparos se acabaron y la calle se sumió en un sepulcral silencio, fue su pase para salir de allí. Sin mirar atras comenzaron a correr con la unica intención de llegar a la casa de Rafa y Andrew sin dar cabida a nada más.

Sería una noche muy larga para ese trio en calles tan peligrosas.

《♡♡♡》

-Adios pequeño Simon-murmuró Jace dramaticamente, viendo como el menor se iba corriendo con su mamá y su hermano.

-Maldición, de no haber llegado a tiempo...-suspiró Alexander frustrado-creí que estaban seguros.

-¿Seguros?-resopló Ragnor con burla-por favor...¿ves esa puerta?-apuntó a la puerta molida de la antigüa casa de Magnus -con una patada pudieron tumbarla, cielos tarde o temprano pasaría esto.

-Callate-gruñó-mejor hay que seguirlos, no me fio de estas calles. No quiero que le pase nada a ese hermoso enano.

-Oww nuestro marica hermano está enamorado-se burló Lorenzo ganandose un mirada fulminante del menor de todos.

-Cierra el orto, idiota-dijo de mala gana regresandose hacia el auto.

Una vez todos en el auto, comenzaron a seguir a los otros a una distancia prudente, intentando no llamar la atención y a la vez vigilando que ningun bastardo se acercara para lastimarlos.

Alexander mantenía su vista fija en Magnus, mirando cada movimiento que este hacía. Se encontraba en una especie de transe al ver su hermosa cara llena de terror y preocupación, y demonios, eso lo estaba poniendo duro.

De solo pensar que esa sería su cara cuando lo viera está noche, cuando le dijera todo lo que tenía planeado hacerle y no sentiría ni una pizca de remordimiento, se le herizaban los pelos y su amiguito se ponía feliz.

Las personas que lo vieran ahora se preguntarían donde coño se había ido el pequeño niño timido y reservado que se la pasaba metido en la biblioteca y lugares reservados. Ese que siempre caminaba con la cabeza gacha y nunca participaba en clase, del que se burlaban hasta el cansacio.

Ese chico, era el chico que justo ahora tenía planeado las muertes de cada uno de esos malditos. Despiadada, sangrienta e inhumana, así planeó sus muertes. Para que sufrieran.

-Hey...¡Alexander!-un golpe en su cabeza lo hizo reaccionar y salir del trance donde lo había metido ver a Magnus de ese modo. Miró a Ragnor molesto y le gruñó.

-¿Qué quieres?-preguntó de mala gana.

-Mira eso-apuntó hacia donde estaban los otros corriendo.

Alexander desvió su mirada y de inmediato esta se endureció al ver lo que estaba sucendiendo.

-Esos desgraciados-bufó-deten el auto-Lorenzo silvó acatando la orden de Alexander y detuvó el auto-saquen el cañon tranquilzante y ponganse las mascaras.

Los cuatro se colocaron las mascaras como Alexander dijo y salieron del auto con sus armas. Alexander tomó el cañon tranquilizante y caminó hacia donde los bastardos del colegio estaban arrastrando a Magnus, Simon y su mamá hacia un pequeño autobus a la fuerza.

Alexander sin decir absolutamente nada y sin llamar la atención, le disparo un dardo tranquilizante a cada uno de ellos, donde mejor le pareciera, viendo como estos caían al suelo de inmediato. Se acerco a Magnus y se acucliyó frente a él viendo como este retrocedía y se acurrucaba a lado de su madre con una mirada asustada.

-Fuera de aquí-murmuró, tomó la escopeta de Lorenzo y él revolver 3.8 que él había elegido y se lo tiró a Magnus -estan cargadas, pueden irse.

Magnus tomó la escopeta y el revolver dandole este ultimo a Simon y miró de nuevo hacia el chico enmascarado.

-Muchas gracias-le susurró regalandole una suave sonrisa para luego empezar a correr junto a su mamá y su hermano.

Alexander suspiró y nego riendo.

-Si supieras lo que tengo planeado para ti esta noche no dirías lo mismo.

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Maratón 2/3