Soledad

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La oscuridad invadía cada rincón de la aldea de la hoja, pasaba de media noche y el susurro del viento se expandía con cada oleada de aire fresco haciendo que las cortinas de la habitación se mecieran lentamente a su ritmo.

Aunque era una noche tranquila y agradable ella seguía sin poder conciliar el sueño, se sentía extraña desde hace algunos días, dormía por algunos minutos y después volvía a despertar.

Se movió entre las sabanas aún con los ojos cerrados, se giró sobre la cama estirando su brazo intentando de manera instintiva tocar con su mano a su acompañante. Incluso a ella le pareció curiosa su acción, pues sabia a la perfección que él no estaba ahí.

Hinata abrió con lentitud sus ojos queriendo no enfrentarse a su reciente realidad, él no estaba a su lado, su esposo no estaba en su cama, Naruto no estaba en casa ni en la aldea desde hace varios días y la razón era simple, estaba en una misión fuera de Konoha.

Ésta era la primera vez que se separaban por varios días después de haberse casado y para ella era increíble darse cuenta de que ahora que vivían juntos era más doloroso estar sin él, lo extrañaba, incluso más que cuando se fue de la aldea por dos años para entrenar con Jiraiya cuando aún eran niños. Tal vez estaba exagerando, tal vez estaba hormonal o tal vez era el hecho que el día anterior habían cumplido su primer mes de casados y dadas las circunstancias debieron pasar ese día especial separados.

Con pesar Hinata tomó la almohada que estaba a su lado, esa que utilizaba el rubio regularmente para dormir, hundió su rostro en ella abrazándola con fuerza percatándose de que el aroma de Naruto casi desaparecía de la tela. Decaída abrió los ojos pensando en lo lento que había pasado el tiempo desde su partida y recordar que aún faltaban tres días para su regreso la ponía aún más impaciente.

La misión estaba planeada para ejecutarse en dos semanas, el Hokage nombró a Naruto y a Shikamaru como representantes de Konoha para ser parte del comité organizador de los próximos exámenes Chunin, los cuales se llevarían a cabo en la aldea de Suna, por tal motivo debían asistir a diversas reuniones y platicas con los representantes de otras aldeas para la planeación del evento.

El rubio era pieza clave en dicha tarea, ya que siendo el Héroe de la Cuarta Guerra Ninja su presencia alentaría a las nuevas generaciones a participar y esforzarse en los exámenes, fortaleciendo así la relación entre Konoha y las otras aldeas. Además, Kakashi consideraba que esta era una buena oportunidad para que tanto Naruto como Shikamaru se involucraran y aprendieran sobre dichos protocolos ya que eran parte de las futuras responsabilidades que tomarían cuando el peliplata dejara su cargo como Hokage.

Para Hinata esta situación era frustrante, desde el principio fue consciente de que debido sus labores como ninjas tendrían que separarse a causa de las misiones, se sentía egoísta al desear que él estuviera a su lado en ese momento, ya que dicha misión era importante para su formación como futuro Hokage.

Suspiró cansada girando su cuerpo sobre la cama nuevamente, con la almohada aun aferrada a su pecho cerró los ojos enfocándose en conciliar el sueño por tercera vez en la noche.

Mientras intentaba dormir pensó en lo que haría el resto del fin de semana ya que tendría esos tres días libres y seguiría estando sola en casa.

Sumergiéndose en sus pensamientos fue perdiendo la noción del tiempo, el cansancio fue haciendo efecto y lentamente fue quedando profundamente dormida.

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Las horas restantes de la madrugada pasaron y los primeros rayos de luz se comenzaron a ver en el horizonte extendiéndose por toda la aldea de Konoha dando la bienvenida a un nuevo día.

Una Vida de CasadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora