Despedida

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La luz del sol comenzaba a ocultarse tras las montañas inundando de cálidos tonos naranja todos los rincones en la aldea de la hoja, la tarde era tranquila el reloj marcaba las seis de la tarde y la casi ausencia de luz natural anunciaba la pronta llegada de la noche.

En la extensa mansión Hyuga a través de los largos y tranquilos pasillos se percibían claramente el eco de constantes golpes, los cuales sonaban de manera melodiosa como si se tratara de una danza.

En el extenso salón de entrenamiento de la casa principal se encontraban las hermanas Hyuga, como era costumbre para ellas desde muy pequeñas habían entrenado en ese mismo lugar por años poniendo a prueba sus técnicas de combate hasta llevarse al límite.

La mayor de las hermanas se encontraba en uno de los extremos del salón mostrando una aparente guardia baja mientras limpiaba el sudor de su frente con la tela de su brazo. Se mostraba tranquila pero no dejaba de mirar a su oponente, la cual se encontraba de pie frente a ella.

- Te rindes? - dijo la castaña con una sonrisa burlona.

- De ninguna manera... – respondió Hinata con una ligera sonrisa. - No serás tú la que debería rendirse? - continuo con voz serena.

- Puedo resistir un poco más. - dijo la menor tomando nuevamente su postura de combate.

- Bien. Entonces continuemos. - dijo la mayor tomando también su postura activando su Byakugan y poniéndose seria.

Hiashi las miraba en silencio desde una orilla del salón, analizaba sus movimientos y si era necesario las corregía, aunque esto último ya casi no ocurría ya que las dos Hyugas tenían mucha experiencia en combate.

El hombre las observaba con orgullo desde su posición mientras esperaba algo ansioso el final del enfrentamiento, las chicas estaban por iniciar nuevamente el combate cuando de repente uno de los sirvientes llamó la atención de todos en la habitación.

- Disculpen la interrupción. - dijo haciendo una reverencia. – El señor Uzumaki está al teléfono, desea hablar con usted Hinata Sama. -

- Gracias, voy enseguida. - dijo la chica rompiendo su postura.

El sirviente hizo una reverencia en dirección de Hiashi y salió del salón. Hinata caminó a un extremo del lugar, tomo una toalla y una botella de agua para dirigirse a la salida.

- Lo siento, dejaremos el combate para después Hanabi...- dijo llegando a la puerta. - Regreso enseguida padre. - se despidió la chica y Hiashi asintió como respuesta.

Cuando Hinata desapareció tras la puerta Hanabi se dejó caer en el suelo de madera dejando salir el aire que retenía en sus pulmones acompañado de un gran suspiro mientras cerraba los ojos aliviada.

- Estás en tu límite no es verdad? - dijo Hiashi con serenidad.

- No puedo creer que diga esto, pero... Si no fuera por mi tonto cuñado estaría recibiendo una verdadera paliza en estos momentos a manos de mi hermana. - dijo la castaña relajándose en el suelo.

- Se más respetuosa, es el esposo de tu hermana mayor. Es tu honorable cuñado, héroe de la cuarta guerra ninja y futuro Hokage. - dijo con orgullo el patriarca.

- Lo siento. - dijo la chica levantando un brazo aún acostada en el suelo ocultando una ligera sonrisa.

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Hinata llegó hasta el salón principal de la casa y se dirigió directo al teléfono para tomarlo.

- Cariño? - pregunto ella al poner la bocina en su oreja.

- ¡Hola! Qué bueno que aún está en la mansión. ¿Cómo va todo? - dijo el rubio muy animado.

- El entrenamiento se alargó, Hanabi cada día es más resistente a mis ataques. ¿Ya terminaste tus lecciones? -

Una Vida de CasadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora