Capítulo 2

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Capítulo 2

Suena la campana y todos se dirigen hacia la cafetería, todos comen y él no sabe por dónde empezar, se ha sentado en una mesa casi en el fondo. Se levanta por un refresco, la que está de turno ha sido muy amable y ha alegrado un poco su mañana. Llega a su mesa y nota que ya no está solo, le rodean 3 chicos que según se comenta que solo se dedican a hacerle la vida imposible a los nuevos. Daniel hace de cuenta que no están y trata de enfocarse en su comida pero es imposible porque uno de los chicos ya ha comenzado a ponerle sobrenombres y al chico no hacerle caso ha tratado de captar su atención atentando contra su comida.

—Miren se ha puesto rojo el chico, ¿te has enfadado?— Comenta no con buenas intenciones.

Daniel no responde, trata de ignorarlos, tal vez así logre que lo dejen en paz, pero su plan no funciona cuando el chico dirige nuevamente la palabra.

—Muy listo el chico, nos ignora como si fuéramos basura, creo que deberíamos enseñarle buenos modales. —

Aquello no pinta nada bueno para Daniel, esos tres se les ve que han pasado por muchas, no les importaría pasar por algunas más.

— ¿¡Me estas escuchando!?— Dice furioso mientras sujeta a Daniel por el suéter inclinándolo un poco hacia arriba.

—Si te escuche— dice Daniel para evitar que aquello se ponga peor.

— ¿Qué dijiste? —

—Que si te he escuchado, ¡suéltame ya!—

—Aquí el que da las órdenes soy yo—. Las cosas se van apretando cada vez más, de pronto siente frio y calor al mismo tiempo y Daniel no tiene idea de cómo salir de aquel rollo.

—Suéltalo ya Richard — se escucha una voz femenina que se aproxima hacia ellos.

Los chicos ríen maliciosos y fijan su mirada hacia la chica que de pronto se ha convertido en la luz al final del túnel para Daniel. Este trata de acomodar sus ideas y recuperar la calma.

—Miren quien es, acaso ahora te dedicas a cuidar a los nuevos...— este sonríe, guiñándole un ojo añade al final, —¿Desde que terminamos?—

La chica no se lo puede creer, por un momento se ha quedado en blanco, no puede creer que aquel chico haya dicho tales cosas a la ligera y en una situación así, no cree que haya sido necesaria esa parte. Quiere fastidiarla o quizás tratar de despertar algo al mencionárselo, pero no va a darle el gusto de que se salga con la suya.

—Pues sí, a eso y a muchas cosas más. — Responde rotundamente sin dar muchas vueltas al asunto.

—Así que me andarás pisando los talones—, bueno al menos te tendré cerca, dice mientras extiende su mano y trata de tocarle la mejilla, pero la chica retrocede antes de que logre su objetivo.

Es un cretino, que se ha creído, cuando lo conoció no pensó que podría convertirse en lo que hoy es o no sabía realmente quien era, aunque a estas alturas esa información no le vale de nada.

— ¡Ya déjame en paz!, — la chica está a punto de salirse de sus casillas.

—Tranquila nena, ya nos veremos... "Verónica", — comenta mientras se marcha.

La chica comenta algo entre dientes, respira y se sienta a la mesa con aquel chico desconocido. Daniel esta cabizbajo y es que a pesar de que fue su salvación, le da muchísima vergüenza que haya sido una chica quien lo salvara de tremenda paliza, una chica la cual ni siquiera conoce, trata de perderse, cerrar los ojos y que al abrirlos todo haya sido un mal sueño, pero lo hace, al abrirlos vio que no dio resultado al escuchar esa voz comentar algo, una voz más calmada, más dulce.

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