El brazalete era solo el principio. El obsequio, el compromiso, era solo el principio.
El mundo de los monstruos era complicado, muy diferente del de los humanos. Encontrar a tu destinado no se limitaba a la suerte de haber hallado al ser correcto: había más.
Durante cientos de años – miles ya – Nie MingJue había ignorado los recovecos de las relaciones entre monstruos. Los había ignorado a voluntad. A diferencia de otros monstruos, el sexo no era importante para él: el frenesí del combate, el perfume de la sangre, la caricia del miedo... esos eran sus deleites. O lo habían sido hasta ahora.
Los monstruos no amaban como los humanos – y Nie MingJue lo estaba descubriendo. Un roce, un beso, la certeza de haber encontrado a su alma gemela... y el hambre, la necesidad parecían llenar el universo, devorar las estrellas, consumir el alma de ChiFeng-Zun.
Seis meses. Habían transcurrido seis meses desde el cumpleaños de Meng Yao y en esos seis meses Nie MingJue había conocido la más exquisita agonía.
Meng Yao no era como el resto de los humanos que conociera. Él lo sabía. El joven mortal había aceptado el hecho de ser su alma gemela con la facilidad que aceptaba todo en la vida. Su sonrisa no se había alterado. Su forma de actuar suave y atenta no había variado. Seguía recibiendo a su monstruo con calma, contándole su día, limitándose de preguntar lo que no debía saber acerca del mundo de los monstruos... Todo seguía igual – hasta unas semanas atrás.
Después de acompañarle mientras terminaba un proyecto del colegio, Nie MingJue había escuchado a su compañero contarle acerca de su recién conseguido empleo en una firma de abogados. Por ahora era el chico de los recados; pero si se esforzaba, podría hacerse notar y hasta conseguiría una pasantía, lo cual sería bueno para su carrera en Leyes. Nie MingJue no tardó en percatarse de que el nombre de Su She – MinShan – se repetía demasiado a lo largo de esa charla. ¿Quién era ese Su She – MinShan, gruñó en su mente? ¿Por qué Meng Yao lo mencionaba tanto? ¿Acaso ese mortal pretendía...? ¿Acaso alguien intentaba robarle su humano?
La sola sospecha encendió la cólera y la impaciencia en el corazón del monstruo. Sin pensar, se inclinó hacia delante y tomando el rostro del joven con una mano, presionó su boca en la de Meng Yao.
Maldijo los colmillos internamente. ¿Por qué no podía ser como otros monstruos, con una apariencia mayormente humana? El mismo HuaiSang era más parecido a un hada del folclor europeo; pero él no. Él tenía que tener esos enormes colmillos sobresaliendo de su boca, ceñidos por anillos de oro para mayor prominencia. Él tenía que tener toda la monstruosa apariencia de un demonio.
No había besado a Meng Yao desde que el joven leyera su nombre. Una parte de él había asumido que su relación sería más espiritual que física. Sin embargo, esa parte fue brutalmente acallada por la oleada de deseo que reverberó en su sangre.
¿Espiritual? Una mierda. Su carne estaba gritando por la carne de Meng Yao. Su cuerpo estaba hambriento. Hasta ese momento, no había comprendido qué era en realidad ese anhelo, ese dolor que quemaba sus entrañas cada vez que contemplaba los labios rosados curvados en una sonrisa, cada vez que avistaba un resquicio del cuerpo que conocía desde la infancia. Deseaba a su pequeño humano. Lo deseaba con locura.
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Desventuras de un monstruo
FanfictionNie MingJue es un monstruo, capaz de llevar a la gente al suicidio por las pesadillas que provoca... ¡y le han asignado un niño! ¡¿En qué demonios estaba pensando Lan Qiren?!