Desventuras de un monstruo

Escena Extra 2

Resumen: donde cierto monstruo vestido de púrpura recibe permiso para ver a su prometido.

El retumbar del trueno llenó los corredores y salones. Los sirvientes corrieron a refugiarse en los rincones y aquellos que no alcanzaron a abandonar la sala de audiencias, se pegaron a las paredes y columnas, hundiendo la cabeza entre los hombros. Un relámpago púrpura cortó el aire y el Comandante de los Espadachines de la Tormenta descendió de su espada a las puertas del salón. La espada, adornada por una borla púrpura atada a la empuñadura por una cadenita de plata, danzó en el aire antes de envainarse a su espalda.

El joven dirigió una mirada ceñuda a los tronos vacíos y volteándose, demandó:

—¿Dónde está mi padre? ¡Tú! – le gritó a un criado de alas transparentes —. ¿Dónde está el Rey Consorte?

—En-en-en el ja-ardín, poderoso señor — balbuceó el criado, cayendo al suelo cuando sus alas se negaron a sostenerle de puro nerviosismo.

El joven ignoró su aprieto y girando sobre los talones, abandonó la estancia a paso rápido.

Tal como le fuera informado, Jiang FengMian se encontraba en el jardín y al ver a su hijo, se puso en pie para saludarlo con un abrazo.

—¿Ya de vuelta? — inquirió —. Arribas antes que la noticia de tu victoria.

—Todavía se nos resiste un reducto de esos vampiros — se encogió de hombros el joven —; pero caerá en los próximos días.

—Entonces, ¿viniste a visitarnos? ¿Echabas de menos a tu viejo padre? — lo provocó con una sonrisa burlona.

—Dicen que ChiFeng-Zun se... unió a un compañero humano — dijo sin rodeos —. Un mortal de dieciocho años.

—Así es.

—¿No es demasiado joven? El humano, quiero decir.

—De haber permanecido en el mundo humano con tu madre, WanYin, tú te hubieras casado incluso antes de esa edad, como yo lo hice.

—El mundo humano ya no funciona así. Debieron esperar.

—¿Estás celoso, hijo mío? Te recuerdo que tu compañero no es humano.

—Padre, no estoy hablando de...

—Por supuesto que hablas de él, hijo mío. Es tu compañero y has estado demasiado tiempo solo. Solo por eso... y por lo bien que te has comportado sin intentar verlo en estos quince años, te doy permiso para que lo visites. Esta tarde. Ya se lo comuniqué a Lan Qiren y te estarán aguardando.

—Padre...

—Tu hermana y yo te esperamos a cenar esta noche. No tardes, WanYin.

Jiang WanYin hizo una reverencia y con un pequeño impulso, saltó a su espada, que ya se había desenvainado por sí misma.

—¡Eso es ridículo! ¿Qué importa que sea humano si ellos se aman?

—¿Cómo puede alguien como ChiFeng-Zun amar a un débil humano?

—¿Tú qué sabes? ¡Solo eres un Tao Tie! ¡No sabes nada de...!