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PARTE II

•Luke Hemmings•

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Su mirada estaba puesta en el reloj a unos metros de distancia, mientras que su cabeza se encontraba en cualquier lugar, menos en el que se suponía que debía estar este momento. Era como si estuviera... desconectado.

Llevaba unos cuantos días de esta manera (unos seis para ser exacto), y sin importar cuanto intentara convencerse a sí mismo que aquel sentimiento se iría tan rápido como llegó, no pasaba. Seguía estando de la misma manera; perdido.

—¿Uh, Doctor? —la voz de la chica lo hizo llevar los ojos hacia ella, quien parecía algo confundida con su mirada perdida. Negó con la cabeza, para luego pasar las palmas de las manos por el rostro, y soltar un suspiro.

—Lo siento, ¿en que estabas? —preguntó, dando ligeros golpecitos con el lápiz hacia el borde la mesa de madera. Necesitaba concentrarse, o perdería su trabajo.

—Pues, nos quedan como cinco minutos, pero último que le dije antes que perdiera la mirada fue sobre mi novio. Brandon, ¿recuerda? Ese idiota sigue viéndose con su ex, y ahora resulta que son mejores amigos, ¿puede creerlo? —la adolescente soltó un bufido para luego cruzar los brazos sobre su pecho y fruncir el ceño. Claro, en eso estaba, problemas adolescentes.

—¿A qué se debe tu miedo? —dijo, con esa voz calmada que acostumbraba a usar con sus pacientes. La chica relajó sus facciones, para luego mirar a su regazo —. Vamos, Cindy, puedes decírmelo, este es un lugar seguro. Es tu segunda cita, y tu madre está orgullosa porque estas controlando mejor tus ataques de ansiedad.

—Yo-... —la chica de dieciséis soltó un suspiro —. Tengo miedo de que se dé cuenta tomó la decisión equivocada al estar conmigo. Yo-... no quiero que se aburra de mí como los demás.

Su lápiz cayó de su mano sin poder evitarlo al recordar las mismas palabras dichas por otra persona hacia menos de una semana. Rápidamente, intentó recuperar la compostura para pasar a recoger el lápiz y volver a llevar su mirada a la chica. Aclaró la garganta y desabotonó el primer botón de la camisa a rayas que traía puesta.

—Si decidiste estar con este chico, es porque confías en él. Eso es lo más importante en una relación —la chica hizo una mueca, para luego devolver la mirada —. Si es que te ama, como dices que lo hace, créeme que nunca se aburrirá de ti. Solo debes tener algo más de confianza en ti misma y él, y dejar de pensar demasiado las cosas. Necesitas aprender a... dejarte llevar.

—Creo que- —el sonido de una pequeña alarma cortó la oración de la chica, haciendo que sus ojos volvieran al reloj de la pared. Eran exactamente las seis de la tarde, lo que significaba que su horario de trabajo, así como la última cita del día, habían acabado.

—Intenta comenzar de a poco esta semana, y hablar con esta persona de las inseguridades que tienes, eso podría ayudar —la chica asintió, para luego amarrar su rubio cabello en una coleta de caballo y ponerse de pie con una ligera sonrisa en el rostro.

—Gracias —dijo ella algo tímida, a lo que respondió con otra sonrisa.

—No hay de que, Cindy. ¿Te veo la otra semana?

—Sí. Tenga una buena semana, Doctor Hemmings —aquellas fueron las últimas palabras de la chica para luego salir de su consultorio, dejando que por fin un suspiro de alivio pudiera salir de sus labios.

Wrong | mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora