Reto de los 7 días - KiriDeku ver.

⟨Día 4: Poderes⟩

Cuando la mañana siguiente llegó Kirishima sintió algo removerse entre sus brazos, lentamente abrió los ojos y se sorprendió al ver a Midoriya humano nuevamente.

—¡Midoriya! ¡Despierta, despierta!—

Decía el pelirrojo con gran emoción al ver que su compañero era una persona nuevamente.

—¿Uhhh? ¿Q-qué pasa...?—

Preguntó el peliverde sorprendiéndose a sí mismo al ver que podía hablar nuevamente, se abrazó con fuerza a Eijiro y ambos comenzaron a saltar en la cama llenos de felicidad, hasta que notaron que el pecoso se encontraba desnudo así se separaron rápidamente.

Después de encontrar ropa que le quedará y agradecerle infinidad de veces a Kirishima por cuidar de él Midoriya salió rumbo a su habitación para tomar una ducha rápida y ponerse su uniforme para un nuevo día de clases.

Sus amigos y demás compañeros se alegraron mucho al ver que por fin Izuku era una persona otra vez, pero la celebración no duró mucho pues Aizawa los envío a ponerse sus uniformes para un entrenamiento especial.

Nuevamente harían pruebas físicas, las mismas de su primer día par ser exactos. Esa sería una buena manera de saber cuánto habían mejorado desde su ingreso.

Cuando llegó el turno de Izuku algo andaba mal, no podía usar sus poderes. Por más fuerte que apretaba las nalgas como le había dicho All Might simplemente no ocurría nada.

—¡Deja de jugar y hazlo de una vez Deku de mierda!—

Gritó Bakugo.

—N-no puedo... N-no pu-puedo usar m-mi q-quirk...—

Respondió con preocupación.

La charla con el símbolo de la paz no parecía haber servido de mucho, el hombre no tenía ni idea de lo que podría estarle ocurriendo al pecoso y el hecho de que el One For All, la singularidad más poderosa conocida hasta ahora haya quedado inutilizable era muy preocupante.

Luego de eso Izuku no regresó a clase, en su lugar corrió a su dormitorio y se encerró ahí. Sentía terriblemente mal y no quería hablar con nadie, rechazó cada intento que hicieron sus amigos y uno que otro de sus demás compañeros.

Dentro de su cuarto no hacía más que llorar y lamentarse, se decía lo incompetente que era y qué quizás Bakugou había tenido razón aquella ocasión en la que le dijo que se suicidara con la esperanza de renacer con un quirk propio.

Todos habían dejado de intentar hablar con el pecoso pero él no, él no se daría por vencido hasta ver de vuelta esa sonrisa que hacía que su corazón se agitará sin explicación.

—Vamos Midoriya, cuando esas cosas pasan encerrarse no debe ser una opción—

Hacía ya un rato que Izuku había dejado de responder a los llamados de Kirishima y solamente lo dejo hablar, no quería admitirlo pero sabía que el pelirrojo tenía razón.

Con paso lento y pesado camino hasta la puerta de su habitación y la abrió lo suficiente para que Eijirou viera sus hinchados ojos de tanto llorar.

—Vete por favor Kirishima-kun, no quiero ver a nadie—

Pedía cerrando la puerta nuevamente, o al menos esa era su intención ya que el otro trabó la puerta con su pie y sin permiso alguno entró al cuarto de su compañero.

—¿Acaso piensas pasar todo el día encerrado?—

Preguntó mirándolo fijamente esperando su respuesta, la cual nunca llegó.

—¿Midoriya, qué te pasó?— El peliverde parecía no entender a lo que se refería —Este no eres tú, ¿Donde quedó el Midoriya que no importaba lo que pase no se rinde que siempre busca superar cualquier obstáculo? ¿Donde está... ¿Donde está ese Izuku a quien todos queremos?—

Las palabras de Kirishima lograron remover algo dentro de Izuku pues rápidamente levantó la mirada, la cual había mantenido agachada encontrando la firme mirada del pelirrojo.

Sus ojos se aguarón y no pudo evitar romper en llanto una vez más, sin pensarlo demaciado Eijirou lo tomó entre sus brazos para reconfortarlo e Izuku lo agradeció demaciado, aquello era lo que necesitaba y que el mismo se había estado negado al rechazar la compañía de otros.