Cuando tenía todas mis maletas listas no tuve otra opción que llamar a mi madre para explicarle todo lo que había sucedido con Yiren y que posiblemente mi matrimonio había caído en un hueco muy profundo difícil de traerlo nuevamente a la superficie. Y aunque en el alma, la cara destrozada de Yiren dejando caer mi ropa al suelo junto a las maletas rodando por las escaleras me partía en mil pedazos.
Justo lo que me había propuesto en no hacer, sucedió; todo a consecuencia de mi búsqueda y mi reencuentro con Lisa.
¿Con que cara veré ahora a mi padre sabiendo que volví a verme con Lisa? Él fue testigo de mi amorío con la castaña estando en USA. Alexander supo mi plan desde el principio. El plan de enamorar a Lisa para traerla a UK conmigo mientras poco a poco me ocupada de separarme de Yiren. Plan que jamás pasó. Plan que me llevó a defraudar a Lisa y lastimarla. Plan que me condenó a cuatro años de matrimonio. Dios, todo me sale tan jodidamente mal.
Fue Debbie quien me recibió luego de caminar casi doce cuadras para llegar a mi casa. Me dolían lo pies y mi cabeza reventaba con una jaqueca horrible a consecuencia del acto que optó por perforarme el cráneo como una bala.
El abrazo de mi madre fue necesario. Tan necesario que quise que no dejara de hacerlo.
-¿Todo bien? - pregunta.
¿Por qué la pregunta sabiendo que la única respuesta es un rotundo no?
Solo niego con la cabeza porque no quiero hablar, soy capaz de soltar lágrimas. De verdad, Yiren fue importante y siempre lo será, posiblemente no de la misma forma, pero el cariño que le di, y el que recibí de ella fue mucho más que suficiente para adentrarla en mi corazón así sea solo como mi acompañante de vida y no como mi esposa.
Quizá eso fue lo que debió ser desde un principio.
Al entrar a casa, el calor hogareño me atacó en seguida junto a la mirada de Alexander que me observaba desde la sala esperando que llegara hasta él. Y lo hice.
-Sé que vas a decir que...
-¿Qué te lo dije, Taehyung? – me interrumpe con unas palabras cargadas de fuego.
Volteo, pero mi madre ha desaparecido con mis maletas. Acomodando mi cabello, me siento sobre uno de los sofás y dejo que mi padre hable sabiendo que todo eso lo oí más de una vez hace cuatro años.
-Te dije que lo de Yiren no sería para siempre, te lo dije en el momento en que Lisa entró a tu vida.
Estoy cabizbajo. Ver su rostro me dejaría vulnerable.
-Te dije que Yiren no lo perdonaría. Sin embargo, lo hizo, pero eso solo duró cuatro años. ¿De verdad creíste que Lisa saldría de tu vida tan fácil? – se toma un minuto para esperar mi respuesta. Pero de mi boca no sale ni una sola palabra. – Nunca salió ni siquiera de tu cabeza, cariño.
-Debí resolver esto hace cuatro años, no debí esperar esto ahora.
-Yiren tendrá tiempo para sanar. Al igual que tú.
Lo entiendo.
-¿Y ella? – sigue preguntando.
Lo miro con unos orbes delicados sin fuerzas para seguir recibiendo tanto impacto visual desde los ojos de mi padre.
-Ella estará bien - contesto. – Va a casarse, eso está bien.
Me levanto del sofá sin dejar que Alex diga algo más y dejo a mi padre con ganas de seguir charlando. Pero mi pesado ánimo es más fuerte que las ganas de buscar una solución a mi actual tormento.
No puedo dejar que Yiren siga pensando que estuve haciendo algo más con Lisa. Hablaré con ella cuando la marea haya bajado para buscarle salida a mi peso de conciencia. El mismo peso de conciencia que tuve por cuatro años sabiendo que Lisa había quedado destrozada por mi culpa.