GROWLITHE

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El sonido de la lluvia y los truenos hizo que tuviera un leve sobresalto, parpadeando con lentitud. La oscuridad de la habitación le hizo suponer que aún era de madrugada, y con un suspiro, se incorporó de manera lenta. Su insomnio cada vez le permitía dormir menos, y temía del uso de las pastillas para dormir, sobre todo porque algunas dejaban una sensación de somnolencia durante el día.

Un leve sonido gutural la hizo sonreír, estirando su mano, descubriendo en toda esa oscuridad, el pelaje de su pequeño Growlithe. El Pokemon dormía panza arriba, de vez en cuando sacudiendo una oreja, oyendo el sonido de la tormenta que caía fuera. (T/n) lo tomo con delicadeza debajo de sus codos, y lo acurruco en su pecho.

No hace mucho lo había capturado, hace tres meses casi.

Su Growlithe era de los pocos que se criaron en la naturaleza y no en un criadero, ya que estos Pokemones solían participar con los policías. Lo encontró merodeando en su jardín en busca de comida, y se veía bastante mal de salud y aspecto. Su pelaje anaranjado tenía manchas de suciedad y uno que otro raspón.

Al principio fue difícil brindarle ayuda, porque desconfiaba de ella y gruñía muchísimo (incluso casi llego a incendiar algunas de sus plantas).

Sin embargo, (T/n) fue paciente, dejando platos con comida, y pasando más tiempo en el jardín para tenerlo vigilado al mismo tiempo.

Dos semanas después, se hicieron inseparables.

(T/n) rozo su nariz con la del pokemon, que solo sacudió sus patas delanteras ante el cosquilleo que le produjo la caricia. La joven estudiante rio por lo bajo, viendo como poco a poco despertaba. Al principio se veía confundido, para después mover la larga cola esponjosa al ver el rostro de su entrenadora.

—Buenos días, dormilón —dijo con cariño, recibiendo los lametazos en su rostro—. Parece que hoy no tendremos nuestra caminata matutina, llueve demasiado y a ti no te gusta.

El Pokemon de fuego lanzo un ladrido, echando las orejas hacia atrás de solo pensar en caminar bajo la lluvia.

(T/n) lo dejo en sus piernas, viendo cómo se estiraba y bostezaba. A pesar del cansancio que siente por las pocas horas de sueño, ver a Growlithe la motivaba cada día.

El canino pareció darse cuenta de su estado, ladeando la cabeza con clara preocupación. La entrenadora jadeo cuando se abalanzo sobre su pecho, obligándola a acostarse nuevamente.

—Ow...eso dolió, ¿aun tienes sueño? —pregunto con voz ronca, dejando caer la mano en la cabeza del pokemon.

Para su sorpresa, el mismo comenzó a emitir calidez, como si fuese una estufa. Los Growlithe conservaban mucho calor en su cuerpo y en los días fríos aprovechaban para mantenerse a sí mismos cálidos, por eso solían dormir en grupos.

A medida que la respiración calma de su compañero se mezclaba con el arrullo suave de la lluvia y los truenos, (T/n) comenzó a sentir el sueño que trepaba por su cuerpo.

Se cubrió a ambos con las sabanas, abrazándolo de manera suave, sintiendo como este suspiraba feliz contra su cuello.

—Gracias, Growlithe...

La sabana se movió ligeramente por el movimiento feliz de la cola del Pokemon, viendo como su entrenadora caía dormida.

Cerro los ojos, prometiendo que siempre la protegería. 

¡Yo te elijo! [Pokemon x Fem!Trainer]Where stories live. Discover now