Capitulo 1

2.6K 105 175
                                    

Yo solo quería un trabajo de medio tiempo. Ya saben soy parte de la gran población de clase media, tiene lo suficiente para vivir bien, pero no para darnos grandes lujos pero soy un adolescente y en nuestra sociedad tener lo ultimo del mercado es casi obligatorio. Da notoriedad y estatus.

Quería poder comprar el ultimo modelo de teléfono celular, tener la ultima consola de video juegos en fin, pero no podía darme esos lujos con la misera mesada que me daban mis padres. Luego de la ultima discusión con mi progenitor, este dijo que ya tenia 16 casi por cumplir los 17 debía ser responsable y conseguir mi propio dinero.

Así fue como llegue a uno de los locales de Tweek Bros Coffee, necesitaban meseros y creí que seria algo fácil. No necesitaba muchos estudios para servir cafés y pasteles. El administrador me recibió, estaba en medio de la entrevista cuando fue interrumpido por el dueño de la cadena. Pense que seria un anciano, ya saben de los típicos dueños de negocios con dinero, calvos, arrugados y vestidos de traje. Grande fue mi sorpresa al ver un joven de tal vez 25-30 años, tez blanca como leche, ojos azules con destellos amarillos, cabellos rubios desordenados, espalda ancha y vestido como si saliera de esas revistas de moda, con jeans grises gastados, botines oscuros una camiseta blanca, bajo una camisa de leñador, sobre eso un abrigo negro largo. Su mirada calculadora y picara se detuvo en mi por unos segundos para después pasar de mi y hablar con el administrador. Salio de la habitación dándome una ultima mirada. 

La entrevista termino al los minutos, diciéndome que estaba contratado y que comenzaría al día siguiente. El horario era cómodo, de lunes a jueves después de la escuela hasta las 8 de la noche y el sábado de 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde, con una hora de colación.

El primer mes fue fácil, ya estaba familiarizado con las bebidas, los postres y sandwish que se ofrecían, tenia una buena relación con mis compañeros de trabajos a pesar de ser mas apático y no hablar más que lo necesario, pero al menos no quería asesinar a ninguno lo que era ya un avance. El dinero ganado era de gran ayuda, pero me di cuenta que no era bueno ahorrando y en cuanto recibía la paga semanal me la gastaba en cosas inútiles; cigarrillos, goma de mascar y gaseosas. Así nunca podría comprarme ese maldito celular que quería.

Estaba en el almacén, haciendo el inventario. Era día domingo el local no abría y me correspondía el maldito inventario semanal, nunca me había tocado hacer este trabajo pero era un turno rotativo que tenia una paga extra la próxima semana. Ya estaba en la mitad del trabajo cuando sentí la puerta principal abrirse, inmediatamente pensé que podrían ser ladrones y tome un fierro que se encontraba en la bodega para defenderme.

Escuche una voz masculina, hablando al parecer solo. Cuando salí de la bodega con el fierro en mi mano vi al dueño del local en atuendo deportivo hablando por teléfono celular, me quede mirándolo un rato. El tipo era guapo, tenia un físico que esperaba lograr algún día, su voz era profunda y por la distancia en la que nos encontrábamos podría tener mi estatura, claro era alto para mi edad, aun me faltaba mucho por crecer. Estaba mirándolo cuando el sujeto se volteo a mirarme, sonrió de medio lado y se despidió de quien sea que hablaba.

- Buenas tardes- saludo

- Eeeh buenas, ¿que hace aquí?- pregunte

- Es mi maldito negocio, puedo pasearme como guste- rio de forma burlesca y quise golpearme por decir tamaña estupidez

- Cierto, disculpe- dije de manera cortante y volví a la bodega para terminar el jodido inventario.

Me sentía tan encabronado por el encuentro con el sujeto rubio que gruñía sin darme cuenta al mover los sacos de café. No me percate que el tipo había entrado de manera silenciosa a la bodega, se había sentado sobre uno de los mesones y me miraba trabajar, cuanto tiempo estuvo ahí no tengo idea, solo me di cuenta cuando estaba tratando de poner en un compartimiento superior un saco de harina el cual por la fuerza que infringí al soltarlo este se rompió, dejándome completamente cubierto de blanca harina.

¿Quien es tu papi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora